CÁDIZ

La Policía inicia los controles para ahuyentar la llegada de delincuentes por Carnaval

Las fiestas son fechas críticas para los agentes que hacen frente a un aumento de delitos como los robos y los actos vandálicos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los bajos del Balneario de La Palma o el parque del Cementerio de los Ingleses son algunos de los espacios públicos que suelen convertirse en parada y fonda para mendigos o trotamundos que llegan por Cádiz cuando se acerca el Carnaval. Entre ellos no es raro que se camuflen delincuentes y personas con cuentas pendientes en los juzgados, que aprovechan las grandes aglomeraciones para cometer delitos. De ahí que la Policía Nacional aplique la prevención como fórmula para evitar males mayores. Según confirmaron fuentes de la Subdelegación del Gobierno, el pasado fin de semana comenzaron los controles aleatorios sobre estos puntos para evitar asentamientos como los que se han dado en años anteriores.

Identificaciones

Estos dispositivos consisten en identificar a las personas que se encuentran en estos lugares, incluso pernoctando. A través del cotejo de los datos personales con los archivos policiales, los agentes han descubierto a personas reclamadas por la Justicia o que pesaban sobre ellas órdenes de detención e ingreso en prisión.

Entre el viernes por la noche y hasta el domingo, los agentes efectuaron una decena de controles, que por ahora no arrojaron ningún dato relevante. Sin embargo, las mismas fuentes señalaron que este tipo de actuaciones tienen un poder disuasorio «importante».

Las fiestas de Carnaval son fechas críticas para los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, ya que suelen aumentar delitos como los robos. El año pasado, los agentes tuvieron que hacer frente a una oleada de hurtos. Y es que en anteriores ediciones, los agentes han detectado cómo se desplazan hasta la ciudad grupos de delincuentes, de bajo perfil, que cometen varios robos y con el dinero que sustraen, disfrutan de las fiestas a su manera. Sus víctimas suelen ser visitantes, a los que les roban las carteras, aprovechando muchas veces que están en estado ebrio.