EL CANDELABRO

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Si el último gesto que hacemos antes de morir nos identifica y define, está claro que el gran Dennis Hopper no será recordado precisamente por su magnanimidad, al menos como marido. Eso de estar a las puertas de la muerte y sacar fuerzas del penúltimo suspiro para pedir el divorcio y conseguir con ello que su esposa, la compañera de sus últimos catorce años y madre de su hija, sólo perciba una cuarta parte de su herencia tiene, como mínimo, un poquito de mala leche.

Claro que habría que escuchar detalladamente la versión del actor, pero ya el hecho de estar muriéndose y divorciándose al mismo tiempo da cuenta de una personalidad con tendencia a la trifulca.

Su innegable talento como intérprete ha llevado a Hopper a dejar una huella imborrable en películas como 'Apocalipse Now' o 'Gigante'. Pero quizá ahora mismo las que mejor le definan sean 'Rebelde sin causa' y 'La leyenda del indomable'. Casado cinco veces, y una de ellas durante sólo ocho días, el currículo sentimental del protagonista de 'Easy Rider' demuestra a las claras que como marido ha sido todo menos 'easy'. Hoy, a punto de terminar la sinfonía de su vida a causa de un cáncer de próstata (los médicos, al menos, le vaticinan pocas semanas de vida), Hopper ha decidido dar la nota peleando por su dinero (como si en el más allá aceptaran cheques) justo con la mujer que más ha resistido a su lado. Alega el actor que Victoria Duffy, su quinta esposa, es una derrochadora insaciable y que él ha trabajado muy duro para colmar sus caprichos. ¿No intuía este hombre que casarse con una mujer 32 años más joven exige abonar un peaje?

Ahora, en un gesto que dice mucho del ego masculino, Dennis ha llamado a su lado a su primera mujer (¿la mamá?), porque la última (¿la niña mimada?) ya no le sirve para este dramático trámite que está a punto de cumplimentar. Y es que hasta a los más rebeldes les llega la hora de volver a casa.