CARTAS A LA DIRECTORA

¿Por qué le atacan?

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Desde luego, al actual obispo de San Sebastián, diga lo que diga, le van a dar toda la caña que puedan. Recientemente han difundido los medios unas declaraciones suyas sesgadas y sacadas de contexto, que de modo diáfano pretenden descalificarlo.

¿Quiénes y porqué pueden pretender esto? La respuesta parece clara. Este obispo ha llegado a San Sebastián en contra del querer de ciertos sectores nacionalistas vascos, y utilizando a esas personas, los medios de comunicación han arremetido contra este señor, y así mataban dos pájaros de un tiro: atacarle a él y de camino a la Iglesia católica. Los auténticos ideólogos de los ataques contra mons. Munilla no han sido los nacionalistas vascos, sino las mentes pensantes que trabajan entre bastidores y quieren atacar a la Iglesia católica, de modo que atacándole a él la atacan también a ella, y de camino al Papa Benedicto XVI.

Nadie en su sano juicio se atrevería a entrar en combate frontal y argumental contra Ioseph Ratzinger. Por tanto, para evitar hablar de ideas y razonamientos pasan directamente a la confrontación dialéctica en términos políticos, afectivos e ideológicos. A estas mentes pensantes no les importa la verdad o el bien común, sino conseguir a la vez varias cosas: que parezca que ellos llevan la razón, conseguir votos y destruir a la Iglesia. Y para ello, utilizan todas las armas posibles, y mientras más sutiles sean y menos manifiestas, mejor. Esto es lo que se llama manipulación del lenguaje y del pensamiento, y es lo que debemos evitar si queremos tener juicios propios fundados en la verdad.

No nos dejemos confundir: el mundo se mueve por ideas, y demasiadas veces por decisiones viscerales al margen de lo razonable, decisiones que proceden de la soberbia, la avaricia, la codicia, la lujuria, la ira, y la envidia, individuales o colectivas, y que mutuamente se potencian en un círculo vicioso.

Quienes atacan a mons. Munilla quieren directamente atacar al Papa y a la Iglesia católica, porque son los únicos que hoy por hoy tienen fuerza moral para ir en contra de los planteamientos políticamente correctos, es decir, convertir a los hombres en seres meramente sensitivo-afectivos y amorales, con una felicidad basada sólo en determinadas y limitadas dosis de placeres físicos y biológicos. Por el contrario, la Iglesia tiene una visión más amplia y generosa del hombre. No pretende utilizarlo, sino llevarlo a lo que realmente le puede hacer feliz, que no es sobre todo lo material.

Mons Munilla: muchos estamos con usted, porque estamos con el sucesor de Cristo y porque queremos la libertad y felicidad de todos los hombres de todo el mundo.