Sucursal de Caja de Navarra, una de las entidades que forma parte de Banca Cívica. :: R. C.
Economia

La creación de un 'banco de cajas' despeja el camino a las fusiones

Banca Cívica acuerda el reparto accionarial, dejando a Sa Nostra para una segunda fase que podría culminar en el primer semestre

MADRID. Actualizado: Guardar
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Banca Cívica prosigue los pasos que le llevarán a culminar el primer proceso de integración entre cajas de ahorros de diferentes territorios, si se excluye la adquisición y traspaso del negocio de Caja Castilla-La Mancha por Caja Astur, a la que sólo falta la aprobación por parte de la asamblea de la entidad castellano-manchega. Pero este segundo caso tiene como principal característica la intervención previa de Caja Castilla-La Mancha y no puede considerarse una integración voluntaria por ambas partes.

El uso de una ficha bancaria, y la ausencia de ayudas públicas allanan el camino de Banca Cívica, y las tres entidades pioneras han acordado el reparto de las participaciones accionariales de las cajas que van a componer el Grupo Económico Consolidado: corresponde a Caja Navarra el 41%, a Caja Canarias el 30% y a Caja de Burgos el 29%.

La mallorquina Sa Nostra, que todavía no tiene cerrada su participación, entrará en una segunda fase y, cuando esto ocurra, previsiblemente a finales del primer semestre de este año, las cuotas del resto de los socios se diluirán,

El Grupo Banca Cívica tiene previsto presentar toda la documentación necesaria para la integración antes de que acabe enero y someter la operación a los órganos de gobierno de las entidades en la segunda quincena de febrero. Es propósito de las protagonistas que el grupo pueda consolidar cuentas al cierre del primer trimestre del actual ejercicio.

Las cajas catalanas, las primeras en apuntarse al llamamiento de las autoridades al proceso de reconversión, están a la espera de que la Comisión Europea apruebe el marco de ayudas. Sabadell, Terrassa, Girona y Manlleu han pedido al Frob unos 500 millones de euros, mientras que lo solicitado por Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa asciende a 1.300 millones.

Por otra parte, el informe encargado por la Xunta de Galicia a la auditora KPMG llega a la conclusión de que la fusión de las cajas gallegas Caixa Galicia y Caixanova daría lugar a una entidad más solvente, que obtendría beneficios desde el primer año y permitiría ahorros por 120 millones netos por ejercicio, con lo que unos costes estimados en 485 millones de euros se habrían amortizado al cierre de 2013. La consultora sólo ha analizado por encargo esta opción.

El análisis, expuesto por la consejera de Hacienda, Marta Fernández Currás, implicaría un ajuste laboral de 1.300 empleos y la clausura de al menos 280 oficinas. Su puesta en marcha requeriría una aportación de 1.190 millones de euros del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), cifra que resulta de calcular el techo del 2% de los activos ponderados por riesgo, que se perfila como el límite establecido por la Comisión Europea para una integración 'estándar', es decir, que no requiera de un examen especial por parte del supervisor comunitario de Competencia, el comisario español Joaquín Almunia.

La ayuda se podría reintegrar en el plazo de cinco años -sin recurrir a la prórroga- gracias al beneficio bruto de 2.670 millones de euros generado en este periodo, según las proyecciones del estudio de la auditora.

Con unos activos de 77.000 millones de euros, la futura entidad financiera resultante de la fusión de estas cajas gallegas se alzaría hasta el quinto puesto entre las entidades de ahorro españolas, una vez tomados en consideración otros procesos que ya están en marcha.