Último asalto contra la suciedad

Existe algo similar al consenso: Cádiz luce más limpia que antes. Pero también abunda una opinión unánime: nunca es suficiente. La ciudad se ganó fama de sucia durante la década de los 90 y todavía arrastra la etiqueta, justificada según zonas, épocas y horarios. Los visitantes destacan cada vez más su limpieza, en numerosas encuestas, pero la opinión de los vecinos aún tiene sombras. El Ayuntamiento, convencido de que se ha completado mucho camino pero falta por recorrer, anuncia una ofensiva total en 2010.

El objetivo es poner en marcha este año cuatro nuevas campañas que se sumen a la docena que ya se aplican. Entre las ya conocidas están los puntos limpios móviles, las plantas estables, el reparto de miles de bolsas para defecaciones caninas, charlas, edición de folletos, nuevos contenedores, mejoras técnicas, programas de recogidas selectiva y personalizada de cartón o papel para comercios... Entre las que se aplicarán este año están las islas ecológicas y los planes específicos para zonas como Los Balbos, entre otras.

Todas, superpuestas, a la vez, persiguen lo mismo: concienciar a los ciudadanos para superar el último asalto, dejar atrás la imagen de ciudad descuidada y maloliente.

A ese conjunto de medidas, dirigidas por la concejala Paloma Bordons, seguirá un examen público. El Ayuntamiento, en el primer trimestre de 2011, solicitará una auditoría externa e independiente para obtener el certificado ISO 14001/2004. Ese documento, si se logra según el criterio de los inspectores, colocaría a Cádiz entre las ciudades más limpias de España.

Muchos avisos y mano dura

Para conseguirlo, es fundamental la colaboración ciudadana: «Tratamos de concienciar, pero también tenemos que exigir. Agradecemos la colaboración, absoluta, de un gran número de gaditanos, cada vez mayor, que han permitido que la limpieza pública mejore. Hemos avanzado mucho, pero tenemos que ser casi perfectos. Tienen que colaborar todos. Puede que, como ejemplo, que de cada cuatro gaditanos tres colaboren totalmente y uno, no. No podemos dejar que ese único incívico desanime a los demás. A esos 'jartibles', que son pocos y no cumplen, inasequibles al desaliento, tenemos que hacerle cumplir con su obligación, según dictan las ordenanzas que ya existen». Así resumió Teófila Martínez la filosofía del nuevo reto en 2010.

Aún crecerán más las campañas de concienciación pero, a los que sean impermeables, se les advierte de un mayor rigor de las multas: «No es nuestra intención sancionar ni perseguir. Siempre es preferible la colaboración porque no podemos poner a un policía tras cada persona. Pero, si después de años en los que hemos dado todo tipo de avisos, materiales, consejos y advertencias, queda gente que no colabora, habrá que aplicar la normativa». Avisados quedan. Guerra al guarro. Todo sea por pasar la prueba del algodón.