Aquellos juegos infantiles

Recordábamos hace unos días una serie de 'carrozas' lo que habían cambiado los chavales la forma de juegos que había por aquellos tiempos. Con una caja de madera, envase de la leche condensada de 'La Lechera' y cuatro rodamientos usados que nos daban en cualquier taller, confeccionábamos un carro y allá que íbamos a tirarnos por todas las cuestas de la ciudad.

Con aquella pelota de trapo, que solíamos comprar en las carbonerías jugábamos unos partidos extraordinarios en cualquier plaza hasta que llegaba el 'Queu' (guardia municipal) que actuaba de árbitro y se acababa el partido. Qué chaval, con una espiga de caña -que también vendían en las carbonerías- y su aparejo, un poco de pan mojado, no se iba a cualquier escala del muelle a escoger alguna mojarrita y se iba para su casa creyendo que había cogido un camión de pescado.

Qué buenas partidas de canicas se hacían en esas calles empedradas del barrio. Aquellos juegos del 'contra manguiti' o el 'ná' que era la piola. Cuando llegaba esta época que acabamos de pasar, como eran los Reyes Magos, lo más normal era que trajeran a los niños el caballo de cartón, el rompecabezas, la lotería o los coches de cuerda.

Las niñas tenían otros juegos en la calle como eran la china, el diábolo o la comba. Por Reyes las cosas propias del momento -para irse acostumbrando al futuro que tenían en aquellos tiempos- como las cocinitas, las muñecas peponas, etc. Afortunadamente, todo esto ha cambiado. En la actualidad, los juegos son distintos. Se hace más deporte, lo mismo para ellos que para ellas. Después de esta charla llegamos a la conclusión de que hoy se vive mejor.