SE ABRE EL TEATRO

En plena Guerra de la Independencia y durante la contienda ideológica de las Cortes gaditanas, por fin, el coliseo de Cádiz volvía a abrir sus puertas, la noche del miércoles 20 de noviembre de 1811, con la puesta en escena de la comedia de Agustín Moreto 'El desdén con el desdén' y el sainete 'El avaro arrepentido' de Luis Moncín, y el acompañamiento de un dúo musical y el baile de unas boleras.

Pero lo curioso de su programación es lo que sucede los dos días siguientes, cuando sube al escenario del coliseo gaditano la comedia 'El viejo y la niña' de Leandro Fernández de Moratín, importante escritor y político afrancesado y, por tanto, enemigo político de Cádiz, a quien se le aplaudía en una de sus más célebres comedias.

Como dato, tampoco había que olvidar que esta comedia de Fernández de Moratín estaba ambientada en el Cádiz ilustrado que bien conocía el autor de 'El sí de las niñas' a través de sus amigos Sebastián Martínez y el pintor Francisco de Goya y Lucientes, con los que había coincidido en la ciudad a su regreso de su viaje por Italia.