Un dj de alta costura

El diseñador español David Delfín es, como él mismo dice, un «kamikaze». Y es que da igual lo que le pongan enfrente, siempre se lanza al ruedo. Por eso no es raro que su currículum abarque mucho más que pasarelas y escaparates, en él también hay espacio para la dirección de arte de un par de discos de Miguel Bosé, el diseño de una botella de vino o incluso el de un automóvil que se comercializó bajo su firma. Para el malagueño simplemente no hay límites. Esta noche va a demostrarlo en el Guggenheim de Bilbao, al que vuelve después de dos años para exhibir una de sus facetas más desconocidas, la de disc jockey, al lado de su inseparable Bimba Bosé con quien mezclará en el primer 'Art After Dark' de 2010.

«Esto surgió hace mas o menos un año, cuando una buena amiga nos invitó a pinchar en un club de Barcelona. Así, sin ser DJs ni nada, sólo para poner la música que nos gustaba. Fue una aventura fantástica, por eso seguimos pinchado en otros sitios», explica el multifacético artista, a quien poco le importa ser un principiante en el mundo de la música electrónica. «En nuestro caso no es difícil pinchar porque pasamos de la técnica. Ni la tenemos ni nos interesa tenerla. Sólo vamos poniendo un tema después de otro; aunque cada vez vamos mezclando un poquito mejor y conseguimos que la pista arda».

House, Commercial, Progressive, Techno ¿Cuál es el estilo musical de la pareja? «Nos gusta todo, por eso no nos encasillamos en géneros ni épocas. Definimos nuestra sesiones como 'wedding music' y 'prom dance' porque tenemos un rollo tipo boda que incluye hits y grandes éxitos», adelanta el diseñador. De momento la moda quedará en segundo plano porque los atuendos que lucirán Romy y Michele -sus nombres como DJs- son todavía una incógnita, incluso para ellos mismos. «Unas veces nos ponemos más cuadros y otras veces más normales. Ya veremos lo que nos apetece vestir en el momento». Lo que está claro es que David Delfín no dejará indiferente a nadie. Nunca lo ha hecho. Incluso su salto a la fama fue el resultado de una memorable pasarela en la que el diseñador presentó a sus modelos desfilando con una soga al cuello y con capuchas que simulaban ser 'burkas'.