Opinion

Inquietud y esperanza

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La noticia de que uno de los españoles secuestrados por Al-Qaida en el Magreb, el ingeniero Albert Vilalta, se encuentra herido por disparos de bala suscitó una inquietud que informaciones posteriores han contribuido a atenuar. El secuestro violenta de tal manera la dignidad personal y la seguridad mínima que el ser humano necesita sentir sobre su propia suerte que la más leve herida se convierte en una tortura lacerante en tales circunstancias. Y es fácil de imaginar que los cuidados que sus captores vayan prestando a Vilalta se habrán convertido en el indicador en el que los tres catalanes se estarán fijando para agarrarse a la esperanza de una pronta liberación. La situación por la que atraviesan los rehenes que se encuentran en manos del terrorismo de raíz islamista puede diferir de unos casos a otros. Pero el regreso del británico Peter Moore a la libertad en un territorio como es Irak, sobreviviendo a un terror que no tiene miramientos hacia sus víctimas, alimenta las expectativas de un final feliz e inmediato del secuestro en el Sahel.