Simpatizantes de la oposición iraní protestan contra el presidente Ahmadineyad ante la Embajada persa en Berlín. :: REUTERS
MUNDO

Teherán culpa a Occidente de las protestas «nauseabundas»

El presidente del Parlamento pide la pena de muerte para los instigadores de las manifestaciones

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Protestas, muertes de civiles, detenciones, petición de pena de muerte para los responsables de las manifestaciones y acusaciones a las potencias occidentales de ser las responsables de todos los males de Irán. El mismo esquema del pasado junio se repite seis meses después en una república islámica en la que las autoridades convocan a los fieles al régimen a echarse hoy a las calles para mostrar su rechazo al «movimiento verde». Una iniciativa abanderada por el presidente Mahmud Ahmadineyad que calificó los graves incidentes del pasado domingo de «representación teatral que provoca náuseas». El dirigente ultraconservador marcó el camino a seguir y el resto de cargos oficiales del país le siguieron. «Estados Unidos y el régimen sionista» son los responsables de la crisis política que atraviesa el país y de los altercados en las principales ciudades de la república islámica según un Ahmadineyad que advirtió que «el pueblo iraní les obligará a dar marcha atrás».

Ocho muertos y trescientos detenidos es el balance oficial de la Ashura, la fiesta más grande dentro del calendario chií. Entre los detenidos destaca la presencia de importantes figuras del reformismo, algunos como el ex ministro de Exteriores, Ibrahim Yazdi, arquitectos del mismo sistema islámico que ahora les encarcela y acusa de venderse a los intereses occidentales. Pese a que las protestas se suceden desde hace seis meses, las autoridades quisieron remarcar el carácter «sacrílego» de lo ocurrido el pasado domingo por tratarse de un día sagrado. «Hay que detener a quienes han insultado a la religión e imponerles el máximo castigo sin reservas», declaró el presidente del parlamento, Alí Lariyaní, que tachó de «antirrevolucionarios» a los seguidores del ex primer ministro y mano derecha del Imán Jomeini, Mir Husein Musaví. Hasta el momento se ha condenado a muerte a cinco detenidos en las movilizaciones antigubernamentales.

«Injusta represión»

La Casa Blanca, mientras tanto, denunció la «injusta represión» de los ciudadanos en Irán y dijo que estaba del lado de los manifestantes. La Unión Europea también censuró «el uso de la violencia contra manifestantes que aspiran esencialmente a ejercer su derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica». Y Reino Unido, en palabras de su responsable de Exteriores, David Miliband, consideró «especialmente inquietante» la «falta de moderación» de las fuerzas de seguridad en un día de conmemoración religiosa. Tres valoraciones que la cúpula islámica calificó de «vergonzosas» y de «ejemplo de injerencia» en los intereses nacionales.

El embajador británico en Teherán será llamado a consultas y el régimen trata de mostrar a la opinión pública internacional su poder promoviendo manifestaciones de apoyo al líder supremo y al presidente Ahmadineyad. Las agencias del régimen informaron de «concentraciones en todo el país» de ciudadanos que gritaban «muerte a Musaví» o «muerte a Jatamí», en alusión a los líderes de la ola verde. Movilizaciones que, a diferencia de las de la oposición, son recogidas en todos los informativos.

Los medios actúan de altavoces para unas autoridades que aseguraron que Alí Habibi Musaví, sobrino del líder opositor, fue asesinado desde un vehículo y «lejos de la zona de los disturbios», según la nota policial difundida por la agencia Mehr. Sus familiares no comparten esta versión.