Un ciudadano participa en la consulta independentista el pasado 13 de diciembre, en la localidad barcelonesa de Villafranca del Penedés. :: REUTERS
ESPAÑA

Cataluña, año de votos

Los sondeos apuntan la derrota del tripartito por la corrupción, el 'Estatut' y la crisisLos expertos prevén el aumento de la opción soberanista el próximo otoño y la posible vuelta de CiU a la Generalitat

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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José Montilla disfruta estos días de las que pueden ser sus últimas navidades en el Palau de la Generalitat. A diez meses de las elecciones catalanas, su Gobierno tripartito afronta un horizonte oscuro. Los frentes abiertos en el final de la legislatura son innumerables: sentencia del 'Estatut', referendos soberanistas, corrupción urbanística, crisis económica, abolición de las corridas de toros. Con esta ensalada de problemas sobre la mesa, los catalanes encaran un año de votos que puede desembocar en un año de locos.

Según todas las encuestas publicadas hasta la fecha, las formaciones que integran el Gobierno catalán están en retroceso y si hoy se celebrasen las elecciones autonómicas no reunirían los escaños suficientes para conseguir la mayoría absoluta en el Parlament, lo que haría imposible reeditar un tercer tripartito entre el PSC, Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa per Catalunya (ICV). El primer acuerdo se forjó en 2003, con Pasqual Maragall al frente, y puso fin a los 23 años de gobiernos nacionalistas de Jordi Pujol. Los sondeos, sin embargo, dicen que CiU está en la antesala de volver al poder.

Eso sí, deberá hacerlo acompañada. Se abre un enorme abanico de futuros pactos postelectorales, todos ellos con dos denominadores comunes: el actual tripartito no suma los 68 diputados necesarios para la mayoría absoluta y CiU no descarta a nadie, tampoco al PP, a diferencia de lo que prometió ante notario hace cuatro años. «Cada elección tiene sus formas, sus secuencias, sus ritmos, sus mensajes, su programa... Y evidentemente la campaña de 2010 será distinta de la de 2006», dijo hace poco el presidente de CiU, Artur Mas, que se la juega por tercera y última vez.

Con las encuestas en la mano, los socialistas serán los grandes damnificados si finalmente el Constitucional tumba artículos básicos del 'Estatut', como el reconocimiento de que Cataluña es una nación, algo que se da casi por seguro. Sus electores entenderán que se habrá incumplido la ya célebre promesa realizada por el entonces candidato José Luis Rodríguez Zapatero en el Palau San Jordi, que prometió que respetaría lo que aprobara el Parlament.

Además, los socialistas han sufrido un gran desgaste por los casos de corrupción, en especial el 'caso Pretoria', que ha tenido su epicentro en dos de los principales feudos de PSC: Santa Coloma de Gramanet y Badalona. El PSC basa buena parte de su fortaleza electoral en el 'cinturón rojo' de Barcelona y la aparición de episodios que implican a cargos electos como el alcalde de Santa Coloma puede provocar que un buen puñado de sus votantes se queden en casa el día de las elecciones o incluso se inclinen hacia posiciones nacionalistas y hasta del PP.

El peso de la corrupción

El director del Centre de Estudis de Opinió, el CIS catalán, Gabriel Colomé, cree que los casos de corrupción tendrán un «impacto importante», como refleja el hecho de que la «insatisfacción política» es ahora el segundo problema que más preocupa a los catalanes, después de la situación económica, que también puede ser un pesado lastre para el Gobierno de Montilla. En este sentido, está por ver cómo afectará también la corrupción a CiU, que se ha visto salpicada por el escándalo del Palau de la Música, donde se sospecha que pudo financiarse a través de las donaciones realizadas por Fèlix Millet a la Fundación Trias Fargas, afín a CDC, uno de los partidos de la federación, y por la implicación de dos de sus ex altos cargos Lluís Prenafeta y Macià Alavedra en la trama Pretoria.

Así, los últimos sondeos otorgan a los convergentes entre 55 y 58 diputados; al PSC, entre 35 y 38; el PP oscila de 12 a 16; Esquerra obtendría 14 ó 17 diputados; ICV, se mueve entre 10 y 14; mientras que Ciudadanos y Reagrupament varían entre cero y tres escaños.

Reagrupament, liderada por Joan Carretero, es precisamente una de las novedades de las próximas elecciones. Todos los sondeos constatan un aumento de las posiciones soberanistas, pero no todos estos votos irán a parar a CiU y ERC. Aún está por ver quién sacará tajada del creciente distanciamiento de los catalanes respecto al resto de España. Las encuestas sitúan el porcentaje de catalanes que se declaran dispuestos a ser independientes en el entorno del 21%, un máximo histórico, si bien hay sondeos que han elevado esa cota al 40 e incluso al 50%.

Deriva soberanista

La hipotética sentencia negativa sobre el 'Estatut' tiene buena parte de culpa de esta creciente desafección, que gana radicalidad a medida que se acercan los comicios de otoño próximo. Es por ello que al calor de la esperada sentencia han ido surgiendo nuevas opciones independentistas, en paralelo con la convocatoria de consultas populares sobre la autodeterminación, como son la citada Reagrupament, creada como una escisión de ERC, o la plataforma que impulsa el alcalde de Arenys de Munt, Carles Mora, que quiere formar un partido independentista que emerja del espíritu de las consultas populares. Y por supuesto no hay que olvidar a Joan Laporta, cuyo capital electoral con las seis copas del Barça en un año es todo un caramelo. Su futuro es una incógnita.

En cualquier caso, tanto ERC como CiU ven con recelo la atomización del catalanismo, pues la deriva soberanista del electorado y la convocatoria de consultas ha pillado a las dos formaciones con el pie cambiado, y el votante secesionista puede decantarse por las nuevas opciones independentistas y restarles votos. El independentismo hará una prueba de fuerza el próximo 25 de abril, con la celebración de un referéndum sobre la independencia en Barcelona. El resultado de la consulta arrojará una fotografía más fiel sobre el estado de salud del soberanismo, pues el macro referéndum del 13 de diciembre pasado, aunque registró un resultado del 94% a favor de la independencia, con apenas el 27% de participación, tuvo lugar en localidades gobernadas por partidos nacionalistas.

Y por si todo esto fuera poco, una de las últimas votaciones de la legislatura en el 'Parlament' catalán abordará un tema tan polémico como la abolición de las corridas de toros en la comunidad autónoma.