Los toros llegaron sin control hasta el Campo de las Balas. :: A. V.
CÁDIZ

Timo a lo 'Knight&Day'

Han presentado desde radiografías falsas hasta misteriosas roturas de gafas, e incluso, rayones en sus coches por asta de toro Media docena de personas reclaman al Ayuntamiento indemnizaciones

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Si la suelta de toros, en vez de forma parte del 'backstage' se hubiera inmortalizado en el cine, ahora habría un mito bautizado con el nombre de 'Knight&Day' (pronúnciese 'Nainan Dei'). Al igual que Toni Leblanc y Antonio Ozores inmortalizaron el timo de la estampita, media docena de gaditanos podría haber hecho lo mismo con la cinta de Tom Cruise y Cameron Díaz.

En los días siguientes al rodaje, el delegado de patrimonio del Ayuntamiento, José Blas Fernández, recibió algunas reclamaciones de gaditanos que dijeron haberse partido por la mitad las gafas mientras corrían al ver a los toros que se escaparon del cinematográfico encierro.

Pero lo más curioso fueron dos personas que se presentaron con radiografías de luxaciones de hombros con el nombre del paciente borrado con una cuchilla. «Vinieron así, sin informe médico, con unas placas en las que ni se podía leer el nombre», relata el teniente de alcalde, que corrobora que los supuestos lesionados nunca volvieron a comparecer, ni ante el Ayuntamiento, ni ante la productora.

Por si fuera poco, también se personó en las dependencias de San Juan de Dios un hombre que dijo tener el coche rayado por un asta de toro. Según su declaración, el animal causó el daño en su vehículo en su estampida, cuando los siete astados se dirigían al Campo de las Balas. «Yo le dije que podíamos llamar a la ganadería para que comprobara si el animal en cuestión aún tenía restos de pintura en el cuerno», explicó Fernández, que agregó que tampoco este denunciante volvió al Ayuntamiento.

¿Fraude o picaresca?

Para el teniente de alcalde, la mayoría de estos casos se pueden atribuir a la picaresca que siempre surge. «Ven que hay posibilidad de sacar ventaja y lo intentan», agregó. La mayoría, según explicó, son personas jóvenes. «Algunos que venían con las gafas partidas se notaba que ni siquiera eran suyas», puntualiza.

En cualquier caso, todos ellos fueron remitidos a la productora, que tenía contratado un seguro para todo este tipo de situaciones. «Me consta que la productora sí ha pagado a algunas personas a pesar de que podían haber llevado el caso más lejos, pero han preferido no tener un conflicto largo», dijo.

Fernández, que en su vida privada se desempeña como graduado social, afirma que los intentos de fraude con los distintos seguros se han disparado desde que se presentó la crisis. Sobre todo sucede con los seguros de responsabilidad civil. También, en los accidentes de tráfico. Una de las indemnizaciones más frecuentes es cuando el accidentado pide una indemnización por molestias en las cervicales cuando ha recibido un golpe del vehículo que iba inmediatamente detrás del suyo. En el argot del gremio se le conoce como «cuponazo cervical» y algunas personas, de manera justificada o fraudulenta, consiguen entre 6.000 y 12.000 euros.