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El terrorismo vuelve a incendiar la zona de alta seguridad de Kabul

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Kabul volvió a despertar con el ruido de las bombas. Esta vez el objetivo no eran las fuerzas de la OTAN, ni los funcionarios de Naciones Unidas. La insurgencia apuntó contra ex altos dirigentes del Gobierno y, aunque no llegó hasta ellos, mató a ocho personas e hirió a decenas.

A las diez de la mañana un suicida al volante de un todoterreno burló las medidas de seguridad que protegen el barrio de Wazir Akbar Khan y explosionó su carga a las puertas de la casa del ex vicepresidente Ahmed Zia Masud -hermano menor del mítico Ahmad Sha Masud, el 'león del Panshir,' asesinado por Al-Qaida en 2001- y del antiguo jefe de la Policía de la capital afgana, Salem Ihsas. Muy cerca se encuentra también el hotel Heetal, lugar frecuentado por los miles de extranjeros que viven o pasan por Kabul y que creían tener en Wazir Akbar Khan un pequeño oasis blindado.

Tras el golpe contra la residencia de la ONU el 28 de octubre se volvieron a endurecer los controles, pero en poco más de un mes los terroristas han logrado volver a golpear en otro de los considerados lugares seguros, en el centro de la ciudad. Además, el atentado coincidió con una cita entre el presidente, Hamid Karzai, y el almirante Mike Mullen, jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, sobre el próximo despliegue de l30.000 nuevos soldados norteamericanos en el país.