Cassano se quedó en calzoncillos en un partido de la UEFA. :: EFE
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Otra más de Cassano

El polémico italiano publica su segundo libro y dice que Messi es su «poeta favorito»

BILBAO. Actualizado: Guardar
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El título promete: 'Las mañanas no sirven de nada'. Y más cuando se sabe el nombre del autor: Antonio Cassano (Bari, 27 años), futbolista italiano, ex del Real Madrid y ahora en la Sampdoria, famoso por sus polémicas, del que se dice que tiene vetado a sus amigos que le llamen por teléfono antes de la hora de comer. En noviembre de 2008, ya publicó su primer libro. 'Lo digo todo... Y si hace sol juego a la sombra'. Y ataca con su segunda obra, en la que ofrece al lector su filosofía para «vivir un año de fantasía». Es otra más de este típico italiano, guapito de cara, a la moda, rubio, pícaro... Recoge 365 frases, una por cada día. Ninguna tiene desperdicio. A cada cual más hilarante. De hecho, la sentencia empleada como reclamo ya garantiza una sonrisa, una lectura placentera: «Soy el primero que ha escrito más libros de los que ha leído». En esta línea 'artística' desvela uno de sus literatos predilectos: «Leo Messi es mi poeta favorito del siglo XXI».

Pero no sólo hay risas. Cassano, que confesó en aquella primera entrega autobiográfica que a sus 26 años se había acostado con «600 ó 700 mujeres» -no recordaba bien la cuenta- y que ha declarado que no ha trabajado en su vida porque «no sé hacer nada», habla de su futuro, de su deseo de regresar a la selección italiana, hace autocrítica... Eso sí, siempre con un punto de ironía. Marca de la casa. Recuerda, por ejemplo, el día que vino al mundo, el 12 de julio de 1982. Fiesta nacional por el triunfo de su selección en el Mundial de España, también en su Bari natal, donde aprendió a jugar a este deporte en un barrio donde las drogas -«si no hubiera sido futbolista hubiera sido delincuente», ha aceptado- se asentaban con tanta fuerza como la pobreza. «La noche en la que nací todos los médicos estaban borrachos y celebrando que Italia era campeona del mundo... ¡Usted dirá!».

Sexo y croissants

Aunque más que su afición a la bebida, lo que se ha conocido es su amor a los dulces. Fichó por el Madrid en el invierno de 2005. Llegó con sobrepeso. Casi 12 kilos de lastre. Poco a poco, se fue afinando. Y todo mejoró con la llegada al banquillo de Fabio Capello, al que considera un padre, su protector, el que le dio la oportunidad en la Roma a principios del siglo XXI, el que le recondujo en el conjunto blanco, pero el que luego le arrinconó; primero por criticarle -una cámara le pilló en el banquillo echando pestes de su compatriota con Diarra- y luego por no cuidarse.

Y es que en la capital de España se lo pasó en grande, fue un paraíso, como confesó en su primera obra. Sobre todo fuera del Santiago Bernabéu, cuyo césped pisó poco. El colchón de las camas de los hoteles se convirtió en su terreno de juego particular. «En el Madrid era aún más fácil (llevar a mujeres a las concentraciones previas a los partidos). Estábamos todos en la misma planta del hotel. Así podías llevar a una chica a la planta de encima o a la de abajo. Podías invitar a quien querías y reunirte con ella en el corazón de la noche. Es más, tenía un amigo camarero. Su misión era llevarme 3 ó 4 croissants tras haber hecho el amor. Me los llevaba a la escalera. Yo acompañaba a la chica y hacíamos el cambio. Él se llevaba a la 'tipa' y yo me hinchaba a croissants: Sexo y comida: la noche perfecta», escribió.

Es sólo una de las suyas en el Madrid. Firmó otra en Tarragona, en el vestuario del Nástic. Era suplente. Capello le tenía castigado y se enfrentó al técnico: «Me tuvo calentando toda la segunda parte con Ronaldo. Le dije que era un hombre de mala madre. Más falso que el dinero del Monopoly», le soltó.

Eso fue en el primer libro. Ahora también se refiere al actual preparador de Inglaterra, con el que quiere encontrarse en el Mundial de Suráfrica. Es su deseo. Aunque sabe que Lippi, 'míster' del conjunto transalpino, pasa de él, y ya ha fijado su boda para el primer fin de semana de la competición. Aún así, critica el estilo del entrenador. «No puedo esperar a salir al campo con la selección. Entre otras cosas porque sólo con la 'PlayStation' podríamos jugar bien con cuatro puntas», apunta, directo, sin rodeos. Fiel a su estilo: «En el Calcio nadie dice la verdad, sólo lo hago yo y unos pocos. Nunca conviene, pero ¡que les den!», suelta.

Este segundo libro, cuyos ingresos irán destinados a una fundación que lucha contra la esclerosis amiotrófica, rebosa perlas, las conocidas como 'Cassanate' en su país. Hace, por ejemplo, una serie de recomendaciones. «No seas impulsivo. Haz como yo. Antes de explotar, cuenta siempre al menos hasta... Uno». ¿No era hasta diez?, se preguntará el avistado lector. Pues sí. Pero qué más le da a un hombre cuyo mejor amigo es Francesco Totti -del que se cuentan numerosos chistes en Italia como aquel que dice que se incendia su biblioteca y se queman sus libros y él lo lamenta porque no había acabado de colorear el segundo-, que se acuerda hasta de su progenitora. «Mi madre está habituada a ser insultada por los rivales y cuando no lo hacen se siente ignorada». Él, en cambio, nunca pasa desapercibido.