Artículos

Pliego de condiciones

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Los terroristas de Al-Qaida en el Magret Islámico tienen magníficos portavoces, pero en Occidente contamos con los peores sordos, que no son los que no quieren oír, sino los que no quieren ver las injusticias que se perpetran contra esos pueblos, condenados por la Geografía y por la Historia. Hay que darle credibilidad a sus mensajes, aunque nos parezcan increíbles.

Apresar a varios españoles se ha puesto barato, aunque pagar el secuestro sea carísimo. Ya no estamos en el Siglo de Oro, cuando la muerte de un español conmovía al mundo. Nuestra diplomacia es bastante birriosa y no sólo por culpa de quienes nos representan, sino por la representación. No conseguimos que Haidar vuelva a comer. Se conoce que la vía diplomática no coincide con las vías digestivas. La creación de mártires siempre trae cola, como algunos planetas de esos en los que no hemos nacido ninguno de los terrícolas.

Puestos a soñar cosas lejanas, a veces las personas insignificantes, que también tenemos derecho, imaginamos un mundo con un liderazgo único. Faltan unos cuantos siglos para que eso pueda producirse. De momento estamos en la etapa de los nacionalismos y hay barrios que establecen diferencias entre los que viven en distintas aceras. Un español egregio, Julián Marías, estaba convencido de que los dos problemas más graves que nos afectan son la aceptación social del aborto y el terrorismo organizado. Lo dijo hace tiempo y no le hicimos demasiado caso.

Ahora se les prohíbe nacer a algunos y a otros se les facilita la huida mediante coches bomba, como en Irak, o se le ejecuta como en Río. Los contemporáneos hemos nacido muy pronto. No nos presentaron ningún pliego de condiciones para que aceptáramos pasar una temporada aquí.