PAN Y CIRCO

Veinte años después

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Una enorme pancarta en una grada nos recordaba el pasado miércoles que en estas fechas se cumplen veinte años de la muerte de Fernando Martín. Independientemente de las trágicas circunstancias que rodearon la muerte de la persona, con el horrible accidente de coche, no es menos cierto que Martín fue uno de los iconos de un deporte que a día de hoy más alegría proporciona a la hinchada española. Y eso se traduce en campeonatos, subcampeonatos y otros éxitos colaterales como el anillo de campeón de Pau Gasol en la NBA.

Tanto Pepu Hernández, como Aíto García Reneses o Sergio Scariolo han tenido a sus órdenes a la mejor generación que jamás haya existido en el basket español. Los chicos de oro, como un buen día los bautizaron, tienen un talento y unas cualidades innatas para esto de la canasta, que encuentra pocos precedentes en el pasado.

Sin embargo, una mirada entre la nostalgia y el respeto nos lleva precisamente a hace veinte años, bueno más concretamente a hace un cuarto de siglo. Queda claro que los jugadores actuales tienen mejores prestaciones que aquellos, pero tampoco podemos obviar que los que dieron a conocer este juego en España y empezaron a sembrar lo que ahora somos fueron los Corbalán, Solozábal, Sibilio, Epi, Romay y, por supuesto, Fernando Martín. Precisamente este verano se cumplieron las bodas de plata de la medalla de plata en la Olimpiada de Los Ángeles en la que los anteriormente citados tuvieron un protagonismo estelar. Todos comandados por Antonio Díaz Miguel, todo un símbolo de esa generación y que fue capaz de mantenerse más de dos décadas al frente de la selección. Ellos fueron capaces de poner de moda los balones en los patios de los institutos. Hace poco tiempo no acordamos de todos ellos y hoy lo hacemos de Fernando. Nunca podremos olvidarlo ni a él, ni a los demas, como bien reza la pancarta.