PAN Y CIRCO

Moros en la costa

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Hay moros y toros en la costa. En la ciudad que sonríe hay algunos que se pasaron el fin de semana descojonados. La cosa empezó en Girona, donde un portero checo constató que las secciones inferiores de ese país ya no brillan en los campeonatos internacionales. El ya rebautizado como Zlámal de malo se cubrió de gloria en el Montilivi y lo del equipo amarillo fue de chirigota, o de cuarteto si me apuran. Para que otro Libi le escribiera un cuplé o incluso una parodia. O para que se lo lleve directamente de tenor si algún día vuelve a sacar una comparsa. ¡Qué manera de cantar! Pero no es suya toda la culpa. Alguien lo descubrió y fue Peguero, pero, pese a su pasado onubense, seguramente no salió del puerto de Palos antes de tomar tierra en Praga. Pero alguien también se lo tragó y el wanted (se busca) ya se ha instalado en la planta noble (más bien planta baja) del Ramón de Carranza. Eso sí, hay que estar más unidos que nunca y volver a apelar a la afición. ¡Qué raro!

Como la solución a nuestros males parece que no procede del Este de Europa habrá que confiar en que esté más al Este, en Asia. Hay moros en la costa, o eso se dice por ahí. Los que quieren que el Cádiz cambie de manos apelan a la famosa cancioncilla de Bienvenido Mr Marshall, pero cambian a los americanos por el jeque que traiga los billetes. Hablando de americanos, esos son los únicos que han metido billetes en Cádiz hasta ahora. Que le pregunten a los regateadores comerciantes de la calle Ancha, que en algo se parecen a Muñoz en esta historia. Y mientras, los toros van y se escapan en plena resaca de lo de Girona. Yo creo que lo hicieron para recibir a su ganadero Álvaro Domecq, también llamado Jenaro Jiménez y celebrar con él su puesta en libertad. Nuestra ciudad otra vez dando la vuelta a España y sirviendo de cachondeo. La gente asustada con el aliento de los toros en el cuello, y mientras Muñoz negociando el domingo para cederle a la productora a Zlámal de malo. No sería para detener a los toros.