REFLEXIONES

Los gestos de Henry

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Ha sido uno de los protagonistas del deporte mundial esta semana y lejos de querer evitar la polémica el francés Thierry Henry quiere mantenerse en el candelero. Hace bien. Después de que su toque de balón intuitivo con la mano abriera el camino de su selección hacia el Mundial de Suráfrica y terminara de golpe y porrazo con el sueño irlandés, todas las miradas acusatorias se han cernido sobre su persona y, a pocos años de su retirada del fútbol profesional, su imagen de caballero del fútbol se tambalea. Mientras millones de franceses respiraban aliviados y festejaban el gol de Gallas por todo lo alto la noche del pasado miércoles, a Titi le costó bastante conciliar el sueño. Salió del estadio contento por la clasificación, pero preocupado por la que se le venía encima, ya que es perro viejo y asumía las consecuencias del primero de sus gestos, cargado de una dosis bastante alta de inconsciencia. Pero de sabios es rectificar y Henry ha sabido darle la vuelta a la tortilla y esa inconsciencia transformarla en una coherencia deportiva que no le reste ni un ápice a la grandeza que ha demostrado durante su extensa carrera. Ni las presiones recibidas por parte de Federación Francesa para que se tapara un poquito le han hecho retroceder ni un paso sobre su primera intención: entonar el mea culpa y pedir públicamente que se repita el partido. Este sí es un gesto que le honra, un gesto consciente, meditado. La otra cara de un futbolista que vive, siente y padece, que no está dispuesto a que la gente le identifique como un tramposo, porque, como él mismo se ha empeñado en recalcar durante las últimas horas, nunca lo ha sido. Difícilmente la FIFA dé su brazo a torcer y acceda a la petición de Henry. Irlanda verá el Mundial por la televisión. A ellos nadie les va a echar una mano.