Arriba, la hermana del capitán del 'Alakrana' y el alcalde de Bermeo retiran la pancarta en la que pedían la liberación del pesquero. En el centro, una mujer quita el cartel que contabilizaba los días del secuestro. Derecha, abajo e izquierda, familiares emocionados en Pontevedra y Sestao tras conocer la noticia. / M. S. / M. A. / J. A. / EFE
ESPAÑA

Las familias creen que su movilización fue necesaria

Los allegados de los tripulantes del 'Alakrana' recibieron con júbilo en el País Vasco y Galicia la noticia que esperaron durante todo el cautiverio

BERMEO / VIGO Actualizado: Guardar
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Durante 47 días, los familiares de los 16 marineros españoles del atunero Alakrana han estado esperando la noticia. Ayer, cuando por fin tuvo lugar la liberación del barco, pocos daban crédito a lo que escuchaban. Con emoción contenida y satisfacción, los allegados y amigos poco a poco fueron haciéndose a la idea tras más de un mes de movilizaciones, entrevistas y viajes para reclamar ayuda.

En Bermeo, los familiares reconocieron que era un «día especial de celebración» y destacaron que los marineros están «aliviados». Según Argi Galbarriatu, hermana del capitán del barco, los tripulantes «no están muy animados» porque la liberación «les ha cogido por sorpresa y todavía no se lo creen mucho», pero sí se encuentran «aliviados» por el fin de cautiverio, con «pocas ganas de hablar» de lo ocurrido y «deseando llegar a puerto para venir a casa». «Sorprendida» aún por la noticia, desveló que las familias dieron «un plazo de actuación» al Gobierno, con el compromiso de «mantenernos en silencio para que trabajaran mejor, más rápido. Han cumplido el último plazo que les dimos».

La hermana del capitán calificó de «acertada» y «necesaria» la actuación de los familiares y agradeció «la ayuda y el apoyo del pueblo, de todo el mundo», a los ayuntamientos y «a la empresa por supuesto, en primer lugar». Los gobiernos central y autonómico, con los que las familias mantuvieron una relación tensa no exenta de críticas, quedaron fuera del capítulo de agradecimientos. «Cuando les encontremos ni nos lo vamos a creer. Tendremos nervios hasta el último momento», apuntaron con emoción los allegados de los tripulantes, que destacaron que la próximas sean «unas Navidades especiales sin duda alguna».

En Galicia, el entusiasmo reinaba entre los vecinos de Gondomar, Cangas, Moaña y Bayona (Pontevedra) y Boiro (La Coruña), localidades donde residen algunos de los marineros secuestrados. «Verlo llegar al aeropuerto y abrazarlo es lo que más espero», manifestó emocionada Silvia Albés, la esposa de Pablo Costas.

En Boiro, Ana Pérez, hermana de Antonio Pérez, el electricista del buque, aseguró entre sollozos que «ya estábamos deseando que terminara y por fin, parece que terminó», Mientras tanto, en Bayona, donde vive el patrón del Alakrana, Ricardo Blach, la satisfacción y el alivio recorrían la villa. Sus familiares permanecieron en casa pendientes de las noticias que, por teléfono o por los medios de comunicación, iban sucediéndose.