EL COMENTARIO

Del Muro al Índico

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Qué hacías tú en noviembre del 89?» podría ser el título de una canción. Yo, por ejemplo, escuchaba canciones de Morrisey, Bauhaus y Echo and the Bunnymen. Caía el Muro de Berlín como un telón sobre el escenario oscuro de los años ochenta, y el 'merchandising' contracultural vendía pedazos, mientras la voz oficial de Occidente nos vendía un triunfo de la libertad que habría de coronarse enseguida con el fin de la Historia. Veinte años después, la Historia sigue haciendo de las suyas y si la caída del Muro indicaba que las relaciones de interdependencia entre todas las regiones del planeta iban a alcanzar una dimensión enorme en un nuevo acelerón del tiempo histórico, nadie nos dijo que los mercados globalizados tendrían crisis globales y los mares globalizados, piratas locales. Hoy encendemos la televisión y sale siempre el 'Alakrana', como una obsesión, y ya se nos queda como una obsesión en la sala de casa, atizando un clima de angustia. Durante el fin de semana hemos escuchado las declaraciones del patrón y luego las hermosas palabras de concordia, tranquilidad y relajación yóguica de Moratinos, aplicables a un futuro hipotético. Es desconcertante. Pero puede que hoy los 36 tripulantes del 'Alakrana' estén oteando la posibilidad de salir de esa especie de campo de concentración en que se ha convertido su propio buque. Ricardo Blach, patrón del 'Alakrana', ha dicho que sabe por el armador que el presidente del Gobierno de España «se ha involucrado directamente» en la resolución del secuestro. Después de esto, parece que la situación a bordo mejoró mucho. Ha tardado un poco en reaccionar el presidente, tanto que nos estaban dando ganas de pedirle que interviniera a su amigo Sarkozy. Pero tampoco Sarkozy, él solito, puede resolver la situación del Índico. Hay allí como veinte barcos secuestrados y 190 rehenes de diversas nacionalidades. Algo habrá que hacer, además de pagar los rescates.