Decenas de trabajadores de la planta de Opel en Kaiserlautern (Alemania) participan en la manifestación contra la decisión de la firma estadounidense. / AFP
Economia

Alemania protesta contra General Motors

Miles de trabajadores germanos secundan el paro contra la multinacional mientras el Gobierno español cree que Figueruelas puede salir beneficiada

MADRID / FRANCFORT Actualizado: Guardar
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Miles de trabajadores de las cuatro plantas alemanas de Opel se sumaron ayer a los paros convocados por los sindicatos para rechazar la decisión de General Motors (GM) de paralizar la venta de su filial europea al consorcio formado por la austriaco-canadiense Magna y el banco ruso Sberbank. Las centrales quieren extender las protestas a otras fábricas de Europa entre hoy y el lunes. Objetivo difícil, pues los planes de GM han suscitado reacciones encontradas en cada uno de los países. Así, mientras Alemania protesta, España y Reino Unido esperan salir beneficiadas con la decisión de la firma.

Opel cuenta en Alemania con cuatro plantas, en Rüsselsheim, Eisenach, Bochum y Kaiserlautern, y una plantilla de 25.000 personas que consideran la decisión de GM un peligro para su actividad. El presidente del comité de empresa, Klaus Franz, defensor de la venta, dijo ante unos 10.000 empleados que se sumaron al paro en Rüsselsheim que «GM ha perdido el valor más importante de una empresa, la credibilidad, ante la opinión pública y ante los trabajadores».

Franz lanzó un aviso a los responsables de la multinacional, que el miércoles ya desveló que prepara una reestructuración que se llevará por delante 10.000 empleos en Europa: «GM quiere empezar de cero, nosotros también, y eso significa que todos los sacrificios que estábamos dispuestos a hacer quedan a partir de ahora fuera de cualquier consideración». «No vamos a renunciar a las pagas de Navidad para apoyar el saneamiento ni vamos a renunciar a las subidas salariales a las que tenemos derecho», avanzó. Instó a GM a «dar la cara antes del 30 noviembre, ante el Gobierno alemán y ante nosotros».

El líder sindical, que fue muy criticado por su postura a favor de la venta de Opel a Magna, no quiere esperar a conocer el nuevo plan de la empresa matriz porque su modelo -dice- «no es sostenible y no garantiza nuestro futuro». Su gran temor es que GM retome su antiguo plan para Opel, que consistía en 10.000 despidos, la eliminación de algunos modelos y cierres de fábricas que afectarían sobre todo a Alemania.

Irritación

Las protestas fueron masivas en las plantas de Eisenach, Bochum y Kaiserlautern. El Gobierno federal alemán, gran valedor de la venta a Magna, expresó su irritación por boca del ministro de Economía, Reiner Brüderle, que conminó a GM a devolver el crédito puente de 1.500 millones de euros entregados a Opel para evitar que se hundiera después de que la casa madre la declarase insolvente.

La dirección de la empresa expresó su determinación de reunirse «pronto» con los gobiernos de los países europeos que tienen plantas de Opel: Alemania, España, Bélgica, Polonia y el Reino Unido, donde opera bajo la marca Vauxhall. En España, Opel cuenta con una de sus factorías más competitivas, la zaragozana de Figueruelas. Por eso, el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, confió en que «la regla de la eficiencia» sea prioritaria a la hora de decidir la viabilidad de cada planta. «Sólo queremos que se apliquen las reglas de la economía, de la eficiencia y que vayan más adelante las factorías más eficientes. Y la más eficiente es la de Figueruelas», dijo.

El primer ministro ruso, Vladimir Putin, expresó su descontento con la decisión de GM. Cree evidente el «desdén» con que las empresas estadounidenses tratan a sus socios europeos. Por su parte, el ministro británico de Empresa e Innovación, Peter Mandelson, aseguró que la decisión de GM beneficiará a los contribuyentes de Reino Unido, Alemania y España, pues la inyección de capital que tendrán que hacer esos países para garantizar la viabilidad de la empresa será mucho menor.