El técnico 'culé' cree que el Barça es capaz de retomar el pulso en Europa. / EFE
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Un Barça averiado, pero no roto

Pep Guardiola está tranquilo con sus hombres, porque el equipo azulgrana depende de sí mismo para remontar el vuelo en la competición europea

COLPISA. BARCELONA Actualizado: Guardar
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El Barça tardará en olvidar al Rubin y a la ciudad de Kazan. El equipo que entrena Kurban Berdyev se ha convertido en sólo dos semanas en el azote del imparable conjunto de Pep Guardiola. Con una estrategia defensiva estudiada y trabajada, ha ganado cuatro de los seis puntos en juego al equipo azulgrana, que a falta de dos jornadas está fuera de los octavos de final de la Champions por detrás del Inter (seis puntos) y del Rubin Kazan (cinco, como el Barça, pero con el goal average favorable). El conjunto ruso ya es ese equipo cenizo al que el Barça no querrá volver a enfrentarse nunca. Tres postes entre los dos partidos, partidos trabados, incómodos, golpes, frío insufrible en Rusia y, para colmo, una odisea para llegar y salir de Kazan.

Si el vuelo de ida, el lunes, ya partió de Barcelona con dos horas de retraso que hay que sumar a las cinco que dura el trayecto, este jueves el vuelo de regreso fue abortado en el momento del despegue porque se había congelado parte del motor. Dos horas para arreglar la avería y cinco más para aterrizar en Barcelona. Guardiola perdonó la sesión planificada para la tarde y el equipo recibirá el sábado al Mallorca con un único entrenamiento en sus piernas.

No fue un viaje alegre. Aunque nadie ha dramatizado por el 0-0 del miércoles, sí se ha instalado en el entorno esa inquietante sensación de que la suerte está esquivando al Barça, como los primeros nubarrones de una tormenta que está al caer: el empate de Osasuna en Pamplona en el último minuto con un gol de rebote, el acoso y derribo al Rubin Kazan sin premio durante 180 minutos... Ahora se comienza a entender que realmente la plantilla es corta, un hecho que Guardiola ya denunció en agosto. Se advierte cansancio más psicológico que físico en jugadores tan importantes como Messi, Xavi, Iniesta, Ibrahimovic o Touré, pero no hay recambios en una plantilla en la que Márquez y Henry, vitales la pasada temporada, están bajo mínimos. El fichaje de Robinho en el mercado de invierno ha dejado de ser un rumor para convertirse en una necesidad. Ya se negocia con el Manchester City. Hace falta un revulsivo para las grandes citas, siempre esperando que el Barça reaccione y entre en los octavos de final de la Champions.

Guardiola, con el colchón de los cinco títulos conquistados en 2009, parece disfrutar con la nueva situación: «Sabemos lo que tenemos que hacer. Si sumamos los seis puntos estaremos en octavos y si no es así, lo veremos desde casa. Para nosotros es un reto apasionante». Efectivamente, el Barça sigue dependiendo de sí mismo, pero el Barça-Inter del 24 de noviembre será más que una final ante un Eto'o a quien nadie cree en son de paz pese a sus intentos de lavar la imagen de polémico. Le echaron y quiere venganza, que cinco años en el Camp Nou dan para conocer al futbolista y a la persona... Y la escuadra azulgrana todavía tendrá que ir a Kiev en la última jornada a certificar el pase frente a un Dinamo que podría tener opciones de todo. Guardiola tiene razón. Será complicado, pero el Barça todavía puede pasar como primero de grupo. Sólo necesita recuperar su efectividad, porque sobre su actitud y concentración no hay ninguna duda