Sociedad

De los nazis a los zares

John Boyne, autor de 'El niño con el pijama de rayas', indaga en la vida de los emperadores rusos en su nueva novela

BARCELONA Actualizado: Guardar
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La vida de John Boyne (Dublín, 1971) ha dado un vuelco en los últimos tres años. Tenía clara su vocación de escritor desde que era niño; con sólo doce años ya anunció categóricamente qué sería de mayor - «mi vida no habría tenido ningún sentido si no hubiera podido escribir»- confiesa, pero las circunstancias le obligaron a trabajar como librero para ganarse el sustento. Un día se plantó. Dejó su empleo bien pagado en una gran cadena de librerías en Dublín y se encerró a escribir en su casa en la playa, en Wexford, al sur de Irlanda.

«El trabajo en la librería me absorbía tremendamente y no me dejaba el tiempo que quería para la escritura. Tuve que plantearme: ¿realmente quiero ser escritor? Aunque económicamente no podía permitírmelo, me tiré sin red y recé para que todo saliera bien». La vida le recompensó con un premio gordo. 18 meses más tarde nació El niño con el pijama de rayas, una novela histórica que resultó ser un exitazo y que ha vendido más de cinco millones de ejemplares en todo el mundo.

Ahora presenta su nuevo trabajo: La casa del propósito especial (Salamandra). Otro viaje a las entrañas de la Historia abordado desde una perspectiva insólita. La novela nos sitúa en una época convulsa -los años previos a la Revolución Rusa- con la intención de mostrar «la parte más humana» de esos riquísimos emperadores que subyugaban a la población con perenne miseria.

«Tenía la intención de husmear en la vida íntima de esos monarcas y sus familias, colarme en su ámbito privado, su cuarto de estar, en su cocina, e imaginar cómo debía ser ese día a día. Reflejo mi propia visión sobre esos personajes, basada en lecturas e investigaciones, aunque por supuesto bien podría ser que en realidad se comportaran de manera diferente», explica el escritor.

En este relato, Nicholas II, el último zar, aparece descrito como un hombre honrado, buen padre de familia y generoso con los suyos. «Era muy humano, tenía sentimientos, se preocupaba por las personas que tenía alrededor. Otra cosa es que no supiera hacer bien su trabajo como emperador. Las circunstancias le superaron».

¿Qué reflexión hace Boyne sobre el poder con este relato? «Que puede recaer en las manos más inapropiadas. Que tengas poder no significa que estés capacitado para ejercerlo. Un ejemplo de ello está en Irlanda, donde la mayoría de diputados en el Parlamento ha heredado su escaño de sus padres, por ello, la mayoría son idiotas. No saben lo que es tener que buscarse un trabajo para tener que sacar adelante a su familia».

El autor escribió La casa del propósito especial en San Petersburgo, donde se desarrolla gran parte de la trama. Incluso se llevó el ordenador portátil a las dependencias del Palacio de Invierno, hogar de la malograda familia real. «El primer beso entre los protagonistas, Georgi, un plebeyo, y Anastasia, la hija pequeña del zar, sucede junto a una fuente del palacio. Yo estaba situado bajo esa misma fuente cuando escribía ese pasaje. Me podía imaginar la posición que ocupaban los personajes en cada momento, como si estuvieran actuando en una obra de teatro. Fue maravilloso».