El primer ministro italiano, en una reunión en Monza.
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La Justicia italiana reafirma la pena al abogado comprado por Berlusconi

La segunda instancia confirma cuatro años de cárcel para Mills por mentir bajo soborno

CORRESPONSAL. ROMA Actualizado: Guardar
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Una sentencia más que enfanga el nombre del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, con acusaciones gravísimas que en otro país obligarían a su dimisión, pero que en Italia es sólo eso, una más. Esta vez es el fallo en segunda instancia del caso Mills, que confirma la pena contra el abogado británico David Mills -cuatro años y medio de cárcel- por dejarse comprar con 600.000 dólares -400.000 euros procedentes de cuentas de Berlusconi, según la primera sentencia- para falsear su testimonio y protegerle en dos procesos abiertos contra él en los noventa. Mills, que ayer reiteró su inocencia, era letrado de Fininvest, el imperio mediático del magnate, y organizaba la contabilidad secreta de la compañía en el extranjero. Irónicamente, también deberá pagar 250.000 euros a la presidencia del Gobierno, constituida como parte civil.

Las implicaciones para Il Cavaliere son evidentes, pero hay que esperar al texto argumentado de la resolución, que será publicado en las próximas semanas, para saber hasta qué punto el tribunal inculpa indirectamente al actual primer ministro como autor y beneficiario del soborno, tal como hacía la primera sentencia. Ése será el día realmente interesante. No puede hacerlo directamente porque Berlusconi, que también estaba en el banquillo como presunto corruptor, escapó del proceso gracias a la ley de inmunidad que se aprobó a toda prisa en julio de 2008. Ese texto acaba de ser declarado inconstitucional, pero ya ha hecho su servicio, evitando por dos veces la sentencia al primer ministro y demorando aún más el procedimiento.

En efecto, el proceso que ahora juzgará al jefe del Ejecutivo por separado deberá comenzar desde el principio y de este modo es probable que caiga en la prescripción, técnica que ya le ha servido varias veces para burlar fallos judiciales. En este caso la prescripción es en abril de 2011 y es seguro que para entonces el proceso no habrá terminado, dada la desesperante lentitud de la Justicia italiana y el abanico de trucos que los abogados de Il Cavaliere usan para entorpecerla aún más. Con todo, quizá dé tiempo a la sentencia de primer grado. Empezará en diciembre o enero.

Último grado

Pero hay un matiz más. Las sentencias en Italia no son firmes hasta el último grado de juicio -el tercero- del Tribunal de la Casación, equivalente al Tribunal Supremo. Ésa es la razón que un político suele esgrimir para no dimitir si es juzgado, pues sólo el último fallo es el definitivo y puede contradecir las anteriores. Lo cierto es que la Justicia italiana es tan sorprendente que no es raro que eso ocurra y, además, su funcionamiento es tan lento que también es habitual que los delitos prescriban.

Es decir, si por un lado el proceso de Berlusconi que debe comenzar ahora jamás llegara al grado definitivo, lo mismo puede ocurrir con el juicio de Mills. No obstante las graves implicaciones de las dos sentencias contra el abogado inglés, el primer ministro siempre puede decir que la única que cuenta es la última. Pues bien, también ésa se dirige a la prescripción, en abril de 2010. En todo caso, los abogados de Berlusconi aseguran que la Casación anulará todo y le dará la razón. Tras perder su inmunidad, otro juicio contra él se reanudará el 16 de noviembre, por presunto fraude fiscal en la compraventa de derechos de televisión.