ataque en afganistán

Doce impactos de bala en la embajada española de Kabul

Los impactos no han causado víctimas entre los miembros de la legación

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“El personal de la embajada se encuentra bien y la seguridad interna está garantizada. Aunque los medios son escasos, todo ha salido bien gracias a la labor de la Policía Nacional y del equipo del Geo”. El cónsul español en Kabul, Marco Peñín, observa las labores de los bomberos desde la terraza de su habitación. A sus espaldas, la pared de su habitación muestra cinco impactos de bala.

A escasos metros de la Embajada y la Agregaduría militar españolas se ha vivido a primera hora de la mañana una auténtica guerra urbana entre un comando yihadista y los cuerpos de seguridad afganos que ha costado la vida al menos a trece personas en una guest house de Naciones Unidas.

Nada más comenzar el tiroteo el personal de la embajada ha sido conducido a un lugar seguro en el subterráneo de las dependencias. No ha habido que lamentar daños personales, pero dos de las balas han penetrado los cristales de la vivienda del canciller español. La única dependencia que cuenta con ventanas blindadas es el despacho del embajador, el resto son cristales laminados que no resisten los impactos y no sirven para este tipo de ataques. “Hay que destacar la sangre fría del personal en todo momento”, ha confesado el encargado de negocios, Eduardo Carrasco, mientras atendía una llamada del Embajador, José Turpin, que ha estado al tanto en todo momento de lo acontecido.

Es el segundo ataque indirecto que sufren las dependencias españolas en los últimos tres meses. El pasado mes de agosto la residencia oficial sufrió graves desperfectos tras la explosión de un coche bomba a las puertas del cuartel general de OTAN. “Hoy los daños son menores, pero el peligro ha sido mayor”, aseguran los funcionarios consultados que durante más de una hora han vivido la tensión del tiroteo en primera persona.

La embajada española se encuentra en el barrio de Wazir Akbar Khan y en estos momentos se estaban replanteando sus medidas de seguridad. Está a pie de calle, sin apenas muros de protección y con el personal de seguridad justo. Si se compara con las dependencias de otros países europeos, España está lejos de los estándares de protección que aplican sus vecinos.