Inauguró ayer una muestra sobre su trayectoria. / EFE
JULIO DE LA ROSA COMPOSITOR

«Si supiera de dónde me viene la inspiración, sería incapaz de crear nada»

El músico jerezano firma la banda sonora de 'After', con Willy Toledo y Tristán Ulloa

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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A los 18 años se marchó de Jerez para estudiar Audiovisuales. Después vivió en Granada, Barcelona, Madrid y Manchester. Lo hizo porque es «un culo inquieto» al que, de vez en cuando, «le hierve la sangre». Quería componer. Y no ha parado. En su currículum lleva las bandas sonoras (algunas multipremiadas), de Siete Vírgenes, Ladrones, Aparecidos y Una Palabra tuya. Con la nueva película de Alberto Rodríguez ha tocado el cielo.

-Los personajes de 'After' pasan media vida en discotecas, en locales, escuchando música en el coche, en casa... Crear toda la banda sonora ha tenido que ser un reto..

-Totalmente. Es una película de 115 minutos y tiene 76 de música, así que imagínate. Encima, de una gran variedad de estilos. Al principio sólo iba a hacer la música incidental, esa que viene desde fuera de la película, la que normalmente entendemos como banda sonora o score, que suele ir en una sola dirección. Pero al poco de meterme en el asunto, Alberto, el director, me pidió que hiciera también la música que suena en los locales. Y al ser una película con mucha noche en bares y discotecas, era muucha música de locales. Así que he acabado haciendo una banda sonora, sí, pero también música de baile, música árabe, canción infantil, tecno duro, fondo de restaurantes... ¡Todo!

-¿Y cómo se hace para saltar de un estilo a otro sin volverse loco?

-Pues aún no lo sé... Fue muy complicado tener que cambiar de registro mientras componía, día sí, día no. Una mañana estaba haciendo una canción árabe completamente desquiciada y por la tarde tenía que ponerme a crear un fondo de misterio y tensión. Y luego, la gran pregunta: ¿Qué va a sonar en cada momento? Había que encontrar un estilo musical para el primer bar de copas, otro distinto para la fiesta de la casa, otro para la discoteca, pero también ¿Qué música es la que se pondría Ana (Blanca Romero) en su casa? ¿Qué podría sonar en el coche de Manuel (Tristán Ulloa) mientras lleva a su niño a la piscina? ¿Qué pasa por la cabeza de Julio (Guillermo Toledo) para que lo podamos convertir en una melodía?

-¿Qué te inspira, ante trabajos como éste?

-No sé nunca de dónde viene la inspiración. Si lo supiera sería incapaz de hacer nada. La historia de por sí era ya bastante estimulante, así que sólo tuve que recuperar músicas que alguna vez se cruzaron en mi camino: los sentimientos ya estaban ahí, solo tenía que darles forma. Para el bar de copas pensé en Mulatu Astatke, este músico etíope que lanzó Jim Jarmusch a la fama con la banda sonora de Flores Rotas. Para la fiesta de la casa me inspiré en ese rock-tecno que siempre acaba sonando en toda fiesta casera que se precie, una mezcla de Chemical Brothers y Fat Boy Slim con arreglos retro a base de teclados Farfisa y así. Para la discoteca fui al grano: tecno duro y ya. Curiosamente la canción infantil, la del gallito, me salió así, casi sin pensar. Y mis sobrinos Candela y Marío se encargaron luego de ponerla en pie con sus voces.

-¿Te pasan el guión, ves el material en bruto?

-En esta película he estado involucrado desde el principio. Me leí incluso el tratamiento, el paso previo al guión, meses antes de que una primera versión de éste estuviera terminado. A Alberto le gusta que la gente que trabaja con él vaya macerando todo lo que se le viene encima, método por otro lado bastante adecuado para ir interiorizando la historia y la mente los personajes. El trabajo de fotografía, movimientos de cámara, luz, color, el arte y, por supuesto, el trabajo de los actores se lleva la historia a sitios que jamás podrías imaginar. Es algo que sucede también con la música: en el momento que pegas determinada música a una secuencia, ésta puede llegar a contar sentimientos que ni el mismo director se había planteado, lo cual siempre es delicado, porque unas veces puede funcionar, y otras no.

-¿Cómo ha sido la relación con el director?

-Alberto tiene una paciencia y una perspectiva sobre las cosas realmente elogiable. Sabe esperar, y sabe cuando tú estás cerca de conseguir algo interesante, así que sabe mantenerse al margen de tu proceso creativo, pero al mismo tiempo, no te pierde nunca de vista. Como decía no recuerdo ahora quién, un director es alguien que, entre otras virtudes, tiene el talento de exprimir el talento de los demás. Alberto domina este arte. Pero lo hace a una manera tranquila y sensible. Tú buscas y él te ayuda a encontrar. Esta película ha sido especialmente difícil porque es complicada, muy fragmentada, un filme en elque se repiten algunas secuencias en distintos momentos y desde el punto de vista de cada uno de los personajes, el trabajo tanto de montaje como musical ha sido arduo.

-¿Qué ha cambiado en método, técnicas u objetivos de trabajos anteriores?

-Para mí siempre es emocionante explorar nuevas vías cada vez que me enfrento a una banda sonora. Me aburre hacer siempre lo mismo, lo que ya sé: lo que ya conoces a veces funciona, pero muchísimas otras no. Así que procuro buscar siempre una música que se adapte como un guante a la película, de manera que esa película sea inimaginable sin esa música. ¿Verdad que es imposible imaginar a otro actor que no sea Robert De Niro haciendo Taxi Driver? Ése es el objetivo.

-¿Qué esperas de este trabajo?

-Voy aprendiendo a no esperar nada de las cosas. Si algo tiene que suceder, caerá por su propio peso. Me gustaría no dejar de hacer música nunca, y eso sólo depende de mí. Y espero, claro, que me sigan llamando para hacer este tipo de cosas. Es un lujo, por su escasez, poder participar en proyectos realmente interesantes como éste.