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Broma de mal gusto

Cádiz Actualizado: Guardar
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El 9 de octubre, haciendo zapping y buscando algo positivo en la televisión, decidí parar en Antena 3, en el programa de Jaime Cantizano. En ese momento entrevistaban a Carmen Martínez-Bordiu Franco. Personalmente, no me interesan ni su vida, ni sus líos, ni nada de ella. Pero, como se suele decir, me enganché, ya que vi a una persona de mi edad, con mucha clase y muy educada. Al final de la entrevista salió una broma de muy mal gusto, por lo menos para mi manera de pensar. Consistía en darle la alegría de que su abuelo venia a verla al programa.

La persona que salía disfrazada del abuelo militar apareció de entre una niebla artificial, vestida de mamarracho, y se sentó al lado de la señora Martínez Bordiu. El actor empezó a imitar al general Franco, haciendo comentarios y preguntas sin sentido ninguno y totalmente inoportunas que provocaron en mi, e imagino que en todos, una imagen denigrante. No me podía creer lo que estaba viendo y cuando me rehice apagué la televisión totalmente indignada.

Al día siguiente, en otra cadena, pude ver la entrevista entera, pues el final no lo ví. Desde luego, la señora Martínez Bordiú no pudo dar mejor lección de educación y saber contenerse ante el insulto y la falta total de respeto por parte de todos los presentes, ya que nadie hizo nada para parar la situación, empezando por el director del programa, continuando por el presentador y siguiendo por los que estaban alrededor de la mesa, que esperaban morbosos que la invitada reaccionara de forma que tuvieran motivo para tener más audiencia en programas posteriores.

Señora Martínez Bordiú Franco; le admiro y respeto por su comportamiento tan exquisito. La admiro porque supo respetar a la gente que, en ese momento, la estaban insultando. La admiro porque salió de su interior la altanería de la gente de honor y buena educación.

Al imitador, sólo decirle que por dinero no se puede denigrar a nadie y menos a una mujer. Mi opinión es que usted es un maltratador. Lo que se ha ofrecido a hacer es peor que una bofetada. No es un hombre de honor ni tiene vergüenza.

Por otro lado, me gustaría preguntar al presentador y al director del programa si le sentaría bien que ridiculizaran a sus padres o abuelos en la televisión como ellos lo han hecho con esta señora. ¡Qué falta de ética! Desde luego me alegro de ver cada día menos televisión.