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Zelaya rompe el diálogo y luego rectifica para dar un nuevo plazo

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El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, condenó ayer «la burla y la bofetada» del gobierno de facto de Roberto Micheletti y dio por rotas las negociaciones. Sin embargo, poco después rectificó, ante lo difícil de sus situación y dio un nuevo plazo hasta mañana para abordar el tema de su vuelta al poder, algo que rechazan de plano los golpistas. Zelaya, desde su refugio en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, también pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA), mediador entre ambos bandos, que endurezca las medidas contra los actuales gobernantes.

Los planteamientos de Micheletti y Zelaya en vez de acercarles cada vez son más divergentes. El mandatario arrojado del poder entiende que la solución debe dejarse en manos del Congreso Nacional hondureño y los golpistas proponen que sea la Corte Suprema de Justicia (CSJ) la que decidida. Es «absolutamente inaceptable», refutó Zelaya, quien tiene en la CSJ un proceso abierto por delitos comunes y políticos por enriquecimiento ilícito de sus familiares y por insistir en convocar la Asamblea Constituyente a pesar de que fue declarada ilegal.

Mel acusó a Micheletti de burlarse de los hondureños y de la comunidad internacional «por boicotear el diálogo y usarlo como método de dilación para mantenerse arbitrariamente en el poder». Cercado físicamente en la sede diplomática, Zelaya ha ido ampliando los plazos. Primero concedió uno hasta el día 15 para que el país regresara a la situación previa al 28 de junio, cuando fue trasladado al exilio en Costa Rica. Luego fueron 24 horas más y ahora hasta mañana.

Víctor Meza, representante del mandatario depuesto, aseguró que era «absurdo» proponer al Supremo para resolver el contencioso pues en agosto ya rechazó devolver el poder a Zelaya. Meza confía en que «muchos diputados» que votaron a favor de la destitución «hayan comprendido su error» y apoyen ahora al derrocado. El zelayismo espera que hasta el fin del plazo dado el gobierno estudie la propuesta de su líder, de lo contrario, según el ministro de Turismo del Ejecutivo depuesto, Ricardo Martínez, «se romperá el diálogo definitivamente».