Costa llora tras conocer su destitución, el pasado martes./ EFE
ESPAÑA

Camps le dijo a Costa: «Acepto»

MADRID Actualizado: Guardar
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El pacto entre Francisco Camps y Ricado Costa, con el que pretendieron resolver la delicada situación de ambos ante la opinión pública y la dirección nacional del PP, apenas duró 24 horas. El acuerdo se fraguó el lunes por la mañana en Castellón y se cerró por la tarde en Valencia, gracias a los oficios de Carlos Fabra, que actuó de intermediario. El compromiso se hizo efectivo en el Comité Ejecutivo regional y se convirtió en papel mojado al día siguiente. El presidente del PP de Castellón convocó a los directivos provinciales -también al ex ministro Juan Costa- a una reunión para buscar una salida al atolladero en el que se encontraba el secretario general y diputado por la demarcación, Ricardo Costa. El protector del pequeño del clan Costa propuso exigir el respaldo del comité a la gestión y la honorabilidad de Costa y que éste se ofreciera a suspender temporalmente de sus funciones en el partido -que no en el grupo parlamentario- si el PP nacional tenía dudas de su honradez y quería investigarle.

Mientras tanto, Ricardo Costa almorzaba unas pizzas con su equipo tras haber dado la campanada con su famoso comunicado. Afrontó esa comida como la última del reo, seguro de que le quedaban horas en el cargo.

Por su parte, Fabra llevó la solución acordada en Castellón a la reunión que mantuvo a primera hora de la tarde con el presidente Camps, en presencia de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el vicepresidente autonómico, Juan Cotino. El president ampliaba las negociaciones a Costa, con el que se mantenía en contacto telefónico. «Tenemos un problema», le transmitía. «Dame una solución», le urgía a su interlocutor. Ricardo Costa le ofrecía la fórmula de Castellón como única salida. «Eso no lo van a aceptar en Madrid», se quejaba el del Palau. «Pues césame y dame explicaciones esta tarde», le invitaba la víctima. Tras idas y venidas, Camps le dijo a Costa: «acepto».

A partir de ese momento, las versiones que ofrecen las distintas fuentes difieren diametralmente. En medios cercanos a la Generalitat aseguran que el presidente informó a Rajoy y recibió su visto bueno. En la dirección nacional afirman que lo que comunicó el líder valenciano a Génova fue el cumplimiento de sus instrucciones: el cese de Costa en sus dos cargos y sin condiciones. Con esa convicción entraron a la reunión González Pons y Federico Trillo. Por el contrario, fuentes cercanas a Costa aseguran que Camps volvió a reiterarle su compromiso en la puerta de la sede y antes de acceder ambos al salón del comité. Con esa certeza, Ricardo Costa se presentó ante los medios concluida la sesión de la dirección ejerciendo de secretario general. Y por el mismo motivo rompió a llorar a la mañana siguiente, cuando se sintió engañado.