Cartas

Depredadores

San Fernando Actualizado: Guardar
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Cuando con ocho años mi padre me regaló tres libros con los que aprendí el mundo de las setas, desde el latín hasta su hábitat, y más aún, cuando fui con él la primera vez y me enseñó a respetar el bosque, a conocerlo y a disfrutarlo en su justa medida, poco podía imaginar que ahora, con treinta, esté viviendo lo que estoy viviendo.

El pasado domingo, en un pueblo cercano, fui testigo del turismo depredador de hoy en día, con 42 coches aparcados en las cunetas -bien para cazar o coger setas- en un sitio para seis coches. Asustado, pasé la mañana en casa, pues el pueblo era pasto de otro tipo de depredador, el de los bares, aquél que por llegar a un sitio nuevo se cree dueño de él, sin respetar nada ni a nadie y acabar con todo lo que le rodea. Por la tarde fui a dar un paseo y me encontré a un numeroso grupo de personas cargadas de bolsas que entraban en las viñas para robar inpunemente. Me apeno por aquellos que no entienden del respeto al medio y de los límites de la propiedad ajena y me enorgullezco de lo que me enseñó mi padre...