EL JEME

100 gramos de caviar

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Tras dedicar ingentes medios públicos, grabar cientos de conversaciones y vulnerar, sin olvidarse de ninguno, todos los principios fundamentales que engloban el genérico «derecho a la defensa», tras, en fin, valorar la escasa cosecha de ilícitos obtenida a pesar de los recursos empleados, debió descolgar el teléfono y decir: «lo que tenemos es una docena de mangantes que se han puesto las botas a costa de sus cargos en el PP, pero la trama de financiación ilegal del partido no aparece por ningún lado». Al otro lado de la línea una voz debió responder «levanta el secreto del sumario y que los medios se encarguen de airearlo, nos vendrá bien ahora que las encuestas les dan ventaja».

Al día siguiente el tonto pijo Ricardo Costa, Ric para los amigos, se desayunaba con su conversación con el Bigotes en la primera página de todos los periódicos: «Bigotes, necesito 100 gramos de caviar». A lo que Álvaro Pérez responde: «Vale, pues a ver si te los puedo pedir y a ver si te los pueden traer». Seguidamente Costa aprieta un poco y concluye: «Mira a ver si tus contactos conocen a alguien y puedo tenerlo para la cena de medianoche». Que me pregunto yo que para qué se necesitan contactos para comprar caviar, a lo mejor es que no lo quería pagar, o a lo peor es que lo prefería blanco. Esto sucedía el 22 de diciembre, cuando ya muchos españoles sabían que la crisis les dejaría sin cena de Navidad.

Esta historia no llegará judicialmente a nada, entre otros motivos, porque Garzón - que no ha encontrado indicios de lo que buscaba -con su intencionada torpeza de autorizar escuchas de las conversaciones entre los abogados defensores y los imputados, se ha encargado de ello-. Pero la finalidad perseguida está más que conseguida porque el juicio mediático está siendo demoledor, y a ello seguramente está ayudando la inaceptable pasividad con la que el PP ha encarado este conflicto. Esta incomprensible actitud ha llevado a muchos ciudadanos, hartos del actual Gobierno, a preguntarse cuántos de estos listillos sin escrúpulos ostentan aún cargos públicos y a dudar de si este PP es la alternativa adecuada para enmendar los desastres de ZP. Como ha dicho Rita Barberá; «Me preocupa recuperar, sin duda alguna, el orgullo de pertenecer al PP, de transmitir a los ciudadanos, militantes, votantes y simpatizantes, que hacemos lo que debemos hacer».

Por eso pretender solventar esta historia de mangantes con el cese de Costa en sus cargos del partido, pero manteniéndolo como diputado, me parece una tomadura de pelo y una absoluta falta de respeto del PP hacia sus militantes y votantes. Esos diez millones de españoles se merecen contundencia y energía en la limpieza, porque si ésta se acaba aquí, se convertirá en un estigma que le va a pesar como una losa y que le obligará a callar cada vez que los otros cometan alguna tropelía. Quien en su día exigió y consiguió la merecida dimisión de Bermejo, debe recordar que son las 14 horas y 25 minutos y todavía falta gente por dimitir; gente que admitió regalos improcedentes, gente que ha tenido conductas impropias.