Manifestación de repulsa por los delitos de violencia doméstica en la plaza de la Catedral de Cádiz, en una imagen de archivo. / NURIA REINA
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Una de cada diez víctimas de malos tratos retira su denuncia antes de llegar a juicio

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Una de cada diez, o más concretamente, un 11% de las mujeres que denuncian a sus parejas por malos tratos en la provincia de Cádiz, acaban finalmente retirando los cargos contra sus supuestos agresores, antes de que el caso llegue a juicio.

El dato, recogido por el Observatorio contra la Violencia Domestica del Consejo General del Poder Judicial, desvela además un llamativo aumento de las víctimas que optan por retirarse del proceso judicial, tras dar un paso tan decisivo como denunciar a quien creían la persona más amada.

En los seis primeros meses de 2009, llegó a los juzgados gaditanos un total de 1.883 denuncias por delitos y faltas relacionadas con la violencia contra la mujer, desde agresiones sexuales hasta casos de malos tratos en el hogar. Sin embargo, de todas ellas, 213 víctimas renunciaron a seguir con el proceso en los tribunales y retiraron los cargos contra los supuestos agresores.

Llama la atención cómo el aumento de arrepentimientos de las víctimas al denunciar se ha agudizado especialmente en el último año. De hecho, en 2008 el porcentaje de renuncias apenas alcanzaba el 7,8% de las 4.542 demandas que llegaron a los tribunales gaditanos. Una cifra que apenas distaba de la de 2007, cuando las denuncias retiradas apenas suponían un 7% del total. Ahora, en cambio, en los seis primeros meses de 2009 el índice de renuncias de acusación ha llegado ya al 11%.

Según los datos del CGPJ, la cantidad de renuncias de acusación presentadas en la provincia de Cádiz se sitúa muy pareja a la media media española, donde también un 11,6% de las víctimas decide quitar los cargos antes de llegar a los tribunales.

Con esta retirada, la víctima de maltrato renuncia a presentarse como acusación particular durante el proceso penal contra el acusado. Sencillamente se aparta del juicio. Lo cual no paraliza el proceso judicial ni deja a los supuestos culpables de maltrato impunes ante la Justicia, ya que los procedimientos penales continúan en la mayoría de los casos su curso de manos de la Fiscalía de Violencia de Género, que puede actuar de oficio como acusación pública.

Miedo y arrepentimiento

«Los motivos por los cuáles una mujer decide retirar una denuncia por violencia de género pueden ser de diversa índole», recuerda Mariana Abeledo, psicóloga de un programa de atención a víctimas del Colegio Oficial de Psicología y el Instituto Andaluz de la Mujer: «En muchos casos, nos encontramos con mujeres que, tras un episodio violento, se ven implicadas en un procedimiento judicial y denuncian siguiendo un protocolo, sin digerirlo», explica Abeledo. Pero «tras esta fase de agresión, viene una fase de arrepentimiento y promesas de cambio por parte del varón, lo cual provocaría nuevas expectativas e ilusiones en la mujer, que la llevarían a retirar la denuncia».

En otras ocasiones, en cambio, la denunciante sí es plenamente consciente del paso importante que da, pero «existe una fuerte presión por parte del presunto agresor, con amenazas generalmente vinculadas a la pérdida de la custodia de sus hijos e hijas, o directamente contra su integridad física». En este caso es el miedo a que esto suceda una nueva agresión lo que mueve a la víctima a intentar parar el proceso judicial. En otros casos, la presión no proviene directamente del supuesto acusado, sino que es ejercida por la familia de la propia agredida. Según Abeledo, esta presión se aprovecha de «los sentimientos de culpa y vergüenza», que suelen pesar sobre estas víctimas de una violencia no sólo física sino sobre todo psíquicológica.

En este sentido, Abeledo recuerda además que «interponer una denuncia contra alguien a quien se está o se ha estado unida por fuertes lazos afectivos provoca siempre un gran impacto emocional».

Una víctima señalada

Sea cual el motivo que las lleva a tomar esa decisión, Dolores Virués defiende con vehemencia a las mujeres que dan el paso atrás y retiran la denuncia contra sus agresores. Las defienden contra cierto «enjuiciamiento social» que «las señala continuamente» de cobardes por retirarse.

«Supone una victimización añadida, pero no se entiende que tienen mucho miedo», las defiende Virués. La coordinacdora recuerda, en este sentido, que desde el IAM «intentamos que la víctima sea siempre consciente del riesgo, pero nunca se les dice que no retiren la denuncia. Porque la decisión última siempre debe ser suya».

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Las denuncias por violencia de género crecieron un 10% en 2008 en Andalucía.

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