Unidos por el deporte

El deporte es uno de los pocos fenómenos que puede movilizar a tanta gente. Pese a que nos acostumbramos a que siempre suceda lo mismo no deja de sorprender tanta unidad, tantas buenas formas y maneras cuando en cualquier disciplina se trata de defender lo nuestro ante el resto del mundo. Eso fue lo que demostró la delegación española que estuvo en Copenhague, esa expedición que viajaba cargada de esperanza y con la finalmente esquiva corazonada por bandera. El bombardeo informativo de ese día hizo casi inevitable sentir la necesidad de conocer cómo se desarrollaba la jornada. Y con tanto detalle y seguimiento exhaustivo a casi nadie le pasó por alto la imagen de tres políticos, Zapatero, Gallardón y Aguirre, compartiendo con incertidumbre los momentos previos al anuncio de la ciudad elegida para albergar los Juegos Olímpicos del 2016.

Es elogiable que de vez en cuando se produzcan estas situaciones. Parece necesario que en algunas ocasiones se olviden las discrepancias y las distintas ideologías para luchar por algo que beneficia a todos. Es un objetivo que deberían tener presente todos los partidos, todos aquellos que de una forma u otra tienen en sus manos el futuro de las ciudades, de los países. Ya se ha demostrado demasiadas veces que esa unión existe ante cualquier acontecimiento deportivo porque es lo fácil, lo que le gusta a la gente y a nadie le va a parecer inadecuado. Sin embargo, se echa de menos ese apoyo entre políticos en las cuestiones más importantes. Entre ellos no hay acuerdos para salir de la crisis. No aúnan esfuerzos para frenar el paro. Ni se esmeran en parar la delincuencia o en impulsar un sistema educativo que funcione...