Sociedad

Sin cerdos no hay limpieza

La basura cubre la ciudad de El Cairo tras el sacrificio de miles de puercos que se alimentaban de desechos

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Acabaron con los cerdos y El Cairo se ha convertido en una pocilga. Si bien la capital egipcia nunca fue un dechado de limpieza, hoy se enfrenta a una crisis sanitaria tras la matanza de la cabaña de cerdos del país por el pánico a la gripe porcina. Los animales, como hacendosas máquinas de reciclaje, se alimentaban de la basura orgánica que produce la megalópolis, la más poblada de África y, probablemente, una de las más sucias. Los mismos desechos que ahora se acumulan en calles, portales y esquinas.

«El problema de la basura en El Cairo se ha vuelto insostenible», reconoce Rania al Malky, editora jefe del diario cairota Daily News Egypt. Para conocer el origen de la crisis hay que remontarse a la pasada primavera, cuando en plena psicosis por el H1N1, el Gobierno egipcio ordenó la matanza de todos los cerdos del país. Alrededor de 350.000 animales fueron sacrificados. El cerdo, cuya carne está prohibida por el islam, era criado principalmente por familias cristianas pobres y, sobre todo, por la comunidad de los zabalín, los recogedores de basura.

Los zabalín llevan más de medio siglo recolectando, separando y reciclando más de un tercio de las 13.000 toneladas de residuos que se producen diariamente en la ciudad superlativa, de 18 millones de habitantes y más de 200 kilómetros cuadrados. Otro tercio lo recogen compañías municipales, y el resto va a parar a las calles, donde perros, cabras y otros animales domésticos escarban en busca de lo aprovechable. De vez en cuando, los vecinos queman las pilas de basura que se han hecho demasiado grandes.

Cada noche, los zabalín recorren las calles cairotas recogiendo, planta a planta y puerta a puerta, la basura a cambio de una modesta paga de menos de un dólar al mes que realiza cada vivienda. Esta basura es llevada al barrio de la Manshiet Nasser, en las colinas de la Muqattam a las afueras de la ciudad, donde los basureros y sus familias separan todo lo aprovechable y vendible, como cartones, metales y plásticos. Un estudio de la Universidad Americana de El Cairo considera que los zabalín reciclan un 85% de la basura. Los restos orgánicos servían para alimentar a los cerdos.

Pero los cerdos ya no están, y los zabalín, hasta arriba literalmente de basura, se han negado a recoger los residuos orgánicos. Ahora, los pestilentes desechos, que han causado plagas de ratas y moscas en los barrios más pobres de la periferia, comienzan a amontonarse en zonas más exclusivas de la ciudad, provocando la alarma de sus residentes.

Alerta sanitaria

Para al Malky, el problema reside en la improvisación del Gobierno de Mubarak. Incluso la Organización Mundial de la Salud puso el grito en el cielo por el sacrificio de la cabaña porcina, no contagiada de la gripe A y, por ende, inofensiva para la población.

Los intentos de El Cairo por organizar un servicio municipal de recogida de basura en los últimos años han sido un fracaso.