Sócrates se vio obligado en julio a posponer las adjudicaciones del proyecto del AVE. / Efe
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El AVE, protagonista de la campaña electoral lusa

Sócrates apuesta por la relación con el Gobierno vecino mientras que Ferreira defiende que "Portugal no es una provincia española"

LISBOA Actualizado: Guardar
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La relación entre Portugal y España, en máximos históricos tras la incorporación de ambos países a la Unión Europea, generó uno de los temas de fondo de la campaña electoral lusa más polémicos e incómodos para los políticos portugueses.

En 2005 una de las frases resonantes del socialista José Sócrates en los comicios que le dieron el poder por mayoría absoluta fue "España, España, España", con la que quiso simbolizar su apuesta por estimular el comercio y la cooperación con el país vecino.

Cuatro años después, cuando España es el primer mercado de Portugal y supera la suma de los dos que le siguen -Alemania y Francia-, la gran rival de Sócrates en las elecciones del domingo, la conservadora Manuela Ferreira Leite, repetía en televisión una afirmación muy distinta: "Portugal no es una provincia española".

Los dos políticos se enfrentaron en su debate estelar, transmitido a todo el país, por el proyecto de tren de alta velocidad con España, al que la líder del Partido Social Demócrata (PSD) se opone por considerar que su costo, de unos 9.000 millones de euros, es excesivo y endeudaría al país.

La polémica está servida

Sócrates, que defiende las grandes inversiones públicas para superar la crisis económica y modernizar el país, se había visto ya obligado en julio a posponer las adjudicaciones del proyecto hasta después de las elecciones por las críticas de la líder del PSD, a la que tachó de "retrógada" y "antieuropea".

Pese a la polémica, que saltó también a España, Ferreira Leite abundó varios días en el tema, con afirmaciones en defensa de la independencia económica de su país y quejas sobre presiones e intromisiones extranjeras por su decisión de suspender la alta velocidad si llega al poder. La ex ministra conservadora, a la que Sócrates achacó un cambio radical de postura tras haber firmado, cuando estaba en el Gobierno en 2003, los primeros acuerdos con España para el tren de alta velocidad, se ganó también las críticas de los partidos a la izquierda del socialismo.

En la polémica entraron líderes y personalidades tanto socialistas como de toda la oposición, que en varios casos reconocieron sentirse incómodos por la irrupción de las relaciones con el país vecino en la campaña. Ferreira Leite pareció tocar algunas fibras sensibles de la memoria colectiva lusa con sus argumentos y obtuvo la comprensión de los democristianos del Partido Popular, la quinta fuerza electoral y sus probables aliados para gobernar, pero acabó por anunciar que no iba a distraerse más de los temas nacionales con esta cuestión.

Sócrates, blanco de críticas

El proyecto ferroviario no fue, con todo, el único que dio protagonismo a España en la campaña lusa y pocos días antes de esa polémica surgía otra por la suspensión de un telediario muy crítico con Sócrates en un canal de la televisión portuguesa propiedad del grupo español Prisa. La suspensión del informativo, que vinculó varias veces al primer ministro con un caso de sobornos inmobiliarios, desató un aluvión de reacciones -sobre todo desde el PSD- contra el canal, que achacó la medida a razones de gestión, y el Gobierno, acusado de influir en esa decisión aunque el propio Sócrates lo negó con contundencia.

En las elecciones europeas de junio, que ganó el PSD en lo que considera su primer paso para reconquistar el poder, España fue también tema de campaña y los socialistas blanco de reproches de la oposición conservadora por los mítines conjuntos que dieron Sócrates y el presidente del Gobierno español, José Luis Ródríguez Zapatero, en sendas ciudades de cada país. Con todo, las polémicas con trasfondo español no lograron atenuar ni siquiera durante la campaña las intensas relaciones bilaterales hispano-lusas.

Los presidentes de dos comunidades autónomas españolas, el extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellano-leones Juan Vicente Herrera, coincidieron esta semana en Portugal para crear una nueva "eurorregión" destinada a diluir aún más la frontera ibérica y participar en una reunión de negocios con decenas de empresarios.