REFLEXIONES

La psicología de Guardiola

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Dicen que no tiene más autoridad el que más manda, sino el que más respeto infunde entre sus compañeros y subordinados, y que esa misma autoridad no se puede imponer. Es algo que se tiene o no se tiene, algo así como un don en forma de virtud, harto difícil de adquirir con el paso de los años.

En el fútbol, hace no mucho tiempo, existía un sambenito por el cual se decía que los jugadores sólo respetaban a aquellos entrenadores longevos, que la experiencia era algo imprescindible en el currículum para poder lidiar con las estrellas dentro y fuera de los terrenos de juego.

Podías ser un tipo educado, con formación y conocimientos suficientes tanto en la preparación física como en la organización táctica y técnica; con capacidad para gestionar un buen staff profesional y lograr resultados a medio o largo plazo, pero si no tenías esa experiencia de los hombres de fútbol, estabas perdido.

En el siglo XXI eso ha cambiado. Ahora se lleva el rollo de la psicología. Cualquiera puede ser entrenador. Esto sólo consiste en poner a los buenos y que hagan lo que saben hacer. Todos los entrenadores se nutren de las mismas fuentes formativas, manejan los mismos manuales y la clave de todo está en la psicología. En comprender al jugador y mimarle. Se educa más que se entrena. Al menos eso es lo que te venden. Y así hemos pasado de la experiencia como base inexcusable para lograr el éxito a la generación de los JASP, con Guardiola convertido en el nuevo gurú de los banquillos.

Las decisiones de Pep y los resultados conseguidos tras adoptarlas le avalan. La última, liberar a Messi para el primer partido de Liga. Algunos se rasgan las vestiduras, pero él sabe que tener contento a Leo puede valer mucho más que tres puntos.