La antigua colegial de Jerez guarda un cuadro de Zurbarán, llamado 'La Virgen Niña'./ JUAN CARLOS CORCHADO
Jerez

Los tesoros ocultos de la Catedral

El primer templo de Jerez posee una biblioteca con más de dos mil volúmenes registrados, que forman parte de las joyas culturales ajenas a la vista de quien visita el lugar

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Generaciones de jerezanos se han interesado por las leyendas que rodean a la Catedral. Sus años de historia la hacen portadora de numerosos secretos e historias, cuya magia se encuentra a medio camino entre la ficción y lo real. Sin embargo, existen tesoros palpables, joyas de la historia desconocidas para una amplia mayoría. Imaginen una biblioteca con volúmenes del siglo XV, un monetario que se remonte a épocas romanas y árabes, una pinacoteca que guarde un Zurbarán, o un cáliz como obsequio de Carlos II. Se trata de una leyenda real. Una que dio comienzo el día que los donó a la Catedral Juan Díaz de la Guerra, obispo y señor de Sigüenza.

Más de 2.000 volúmenes

Corría el siglo XVI cuando se escribió el Missale Maioricense, concretamente el año 1506. Sólo diez años después se creaba la colección de cartas del cardenal Cisneros. Contemplarían el paso de los siglos y verían la llegada del siglo XXI desde la Catedral de Jerez. Junto a ellos estarían tratados de teología, de filosofía, de petrología, de arte, de numismática, de ciencias, de historia, de humanidades. Pocas personas han podido contemplar el tesoro citado. Sin embargo, existió un estudio profundo de las obras desarrollado por Rosa María Toribio, que condensó en un volumen propio. «Es sobrina del que fue director del Centro de Estudios Históricos Jerezanos», cuenta José Luis Repeto, párroco de la catedral. «Escribió un libro sobre la biblioteca. que seguramente se encuentre en la biblioteca municipal». Es la única persona que ha tenido el privilegio de estudiar el fragmento de la historia que atrapan las páginas de estos libros.

Una duda muy común consiste en cuestionarse sobre el estado de conservación de los volúmenes. Su antigüedad no los ha derruido, pero casi lo consigue un ataque de organismos patógenos ochenta años atrás. «La biblioteca tuvo un ataque de xilófagos y algunos libros quedaron muy estropeados, pero se trataron, se hizo un desinfección y bueno, ahí están los libros, unos mejor y otros peor», aclara el párroco.

Ahora los volúmenes se encuentran guardados en cajas, listos para ser trasladados al obispado cuando se decida su futuro inmediato. «Los libros de la biblioteca están a un par de metros de donde estamos ahora, y está cerrada. Se quieren trasladar al obispado, pero no se sabe si van a caber. Está en estudio». Dice la leyenda que, de existir los legendarios túneles que comunicarían la Catedral con el monasterio de la Cartuja, su documentación podría encontrarse en esas cajas que esperan destino.

Lienzo de Zurbarán

La pinacoteca guarda dos tablas, siete cobres y más de cien lienzos. Repeto cuenta que la mayoría de las pinturas que hay guardadas se encuentran expuestas en la Catedral, excepto casos concretos que podrían hacer peligrar la seguridad de la pieza. «La Virgen Niña de Zurbarán está bien guardada, por orden de la policía», sigue explicando el citado sacerdote. Junto a ella, la ciudad de Jerez puede presumir de retener también una colección extensa de obras del artista Juan Rodríguez El Tahonero, que ha acabado siendo recordado como el Goya andaluz, por sus tan logrados rasgos impresionistas.

Otros objetos

Además de las piezas pictóricas y de la frágil y atemporal biblioteca, existen objetos y monedas que despertarían el interés de los jerezanos. Carlos III y Fernando VII obsequiaron a la ciudad con un cáliz desde sus respectivas épocas y que están allí guardados, y también las monedas de raíces ibéricas, romanas, árabes, etc. Además hay copones, vasos sagrados, vinajeras, portapaces, atriles, hasta completar el tesoro cultural. «No se plantea exponerlos», responde Repeto antes esta posibilidad. «Yo creo que habrán pensado en hacer un museo, pero para eso hace falta mucho dinero que no hay».

En el archivo también están registradas partituras, documentación eclesiástica, y un sinfín de datos que vienen de años remotos. Aunque no se puedan ver, Jerez custodia este legado con forma de objetos, obras y libros. Son los tesoros ocultos de nuestra Catedral.