Ilusiones renovadas

Vuelve el fútbol a nuestras vidas y parece como si te levantaras con otro ánimo. Está claro que no es bueno supeditar tu estado de ánimo a algo tan concreto, pero estoy seguro de que a muchos españoles, para los que el balompié es algo así como una religión, saber que vas a poder terminar tu jornada, ya sea laboral o playera, sentado frente al televisor, con tu bebida fresquita y viendo cómo vientidós hombres corren de un lado a otro dándole patadas a un balón, sienta divinamente.

El otro día hablaba por teléfono con un gran amigo y me comentaba que sentía como si le faltara algo, que el fútbol se ha metido en su rutina diaria como el café de la mañana, ir al gimnasio o tomar palomitas en el cine. En este ritmo de vida en el que estamos inmersos, en el que los planes se realizan de tres en tres meses y en el que terminamos el verano pensando en Navidad y empezamos la Navidad con la mente puesta en Carnavales y Semana Santa, el fútbol se presenta como una necesidad básica que demandamos cada vez que nos falta.

Tras unas semanas en las que el mercado de fichajes ha alimentado ese vacío generado tras el triplete del Barcelona, y gracias, sobre todo, al empeño de Florentino Pérez por devolver el Real Madrid a su sitio, hemos tenido carnaza para poder pensar, especular, debatir y vaticinar lo que ocurrirá durante los próximos meses. Pero ver que empiezan a producirse los primeros sorteos de la Champions, que se acerca el Trofeo Carranza, que ya se habla de la Supercopa de España, que empieza la Bundesliga en Alemania... te anuncia el principio de un nuevo curso, y como tal, el de unas ilusiones renovadas para disfrutar enganchado a tus colores. Y es que, nos guste o no, el fútbol es sin duda alguna uno de los motores de la sociedad que nos ha tocado vivir.