El secretario general del Frente de la participación (cercano a Rafsanyani), Hosein Mirdamadi, (d), vestido de presidiario. / EFE
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Comienza el juicio contra los opositores reformistas iraníes

Un centenar de activistas se sienta en el banquillo por su participación en los disturbios tras las elecciones

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Con el mismo sigilo y opacidad que el polémico recuento electoral que reeligió a Mahmoud Ahmadineyad presidente del país en la primera vuelta de las elecciones del pasado 12 de junio, un centenar de activistas de la oposición iraní se sentaron ayer ante la Corte Revolucionaria para responder ante la Justicia. Se les acusa de «ataques contra propiedades privadas, públicas y militares, agresiones a la Policía, disturbios callejeros y contactos con agentes de los Muyahidines del Pueblo, organización prohibida en el país». La Fiscalía asegura tener imágenes y contar con confesiones que prueban estos delitos.

Destacados políticos reformistas como el ex vicepresidente Mohammad Ali Abtahi, el antiguo portavoz del Gobierno, Abdollah Ramezanzadeh, el del Parlamento, Behzad Nabavi, el ex dirigente de exteriores Mohsen Aminzadeh y el líder del Frente de Participación Islámica, Mohsen Mirdamadi, encabezan una lista de representantes de la República Islámica que se enfrentan ahora a las mismas instituciones que hasta hace seis semanas ellos mismos defendían. El paso por prisión no ha debido ser sencillo y personas como el clérigo Abtahi mostraban en la audiencia rostros muy cansados y bastantes kilos de menos. «Ha perdido 10 kilos en 43 días», confesó su esposa a la entrada de la sala; «le está costando adaptarse a la vida cotidiana».

La mayor parte han acudido portando en sus manos confesiones realizadas en prisión en las que admiten su implicación en los disturbios, confesiones que los líderes de la oposición denuncian se han obtenido «bajo la aplicación de torturas». El ex vicepresidente Mohammad Ali Abtahi leyó su confesión en público y en la misma aseguraba de forma increíble que «la historia del fraude electoral es una mentira creada para intentar convertir Irán en un país como Afganistán o Pakistán». El candidato reformista derrotado en las urnas, Mir Husein Musavi, calificó el juicio de «teatro» y convocó a sus seguidores a una concentración frente al Poder Judicial a partir de hoy a las once de la mañana. «Ninguno de los detenidos ha tenido acceso a abogados y todos desconocían los delitos de los que les acusaban antes de entrar en la sala. Esta vista nos ha dejado en estado de 'shock'», declaró Mohammad-Reza Tabesh, líder de la minoría reformista en el Parlamento.

Al menos doscientos opositores continúan en prisión tras los incidentes que vive Irán desde la reelección de Mahmoud Ahmadineyad, una cifra que las organizaciones humanitarias consideran corta.

Mano ejecutora

Las autoridades ven la mano de Occidente detrás de las revueltas y señalan al grupo de los Muyahidines del Pueblo como la mano ejecutora de las acciones más violentas vividas en las calles de la capital. Este grupo de disidentes iraníes formado a mediados de los sesenta para luchar contra el Sha tiene su cuartel general en Irak desde hace veinte años. Siempre ha estado en el punto de mira de unas autoridades islámicas que esta semana han asistido al ataque de las fuerzas de seguridad iraquíes contra su base de Ashraf.

Subvencionados por Sadam Hussein y protegidos posteriormente por EE UU, esta acción supone un gesto de los dirigentes iraquíes hacia Teherán tan sólo unas semanas después de recoger el testigo de la seguridad de manos americanas y en plena crisis interna.