CÁDIZ

Una noche entre angelitos

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F uegos artificiales, carreras de cintas, cucañas, funciones teatrales y cómodos baños eran algunos de los modernos espectáculos que se podían disfrutar en la Velada de los Ángeles de 1872. Cuando llegaba el 2 de agosto, festividad de Nuestra Señora de los Ángeles, los gaditanos sacaban del armario sus trajes de gala y sus mantones de manila y se preparaban para vivir uno de los eventos más importantes del verano gaditano. Durante más de 15 días, Cádiz se rendía a su fiesta más señorial del verano. La Velada era aprovechada por los gaditanos para disfrutar del frescor de las noches, acompañados de los acordes de pasodobles y tanguillos. Los más jóvenes de la ciudad acudían a la fiesta para ser presentados en sociedad y para ver si encontraban a su futura pareja.

La Velada de los Ángeles tuvo su origen en las fiestas del Corpus. En 1861, el alcalde Juan Valverde prolongó la velada hasta la octava del Corpus, en vista del éxito cosechado. Fue su impulso definitivo. De todos los pueblos de la provincia llegaban forasteros dispuestos a disfrutar de la noche gaditana.

En 1870, la fiesta se trasladó hasta la primera quincena de agosto y tomó la denominación con la que se la conoce en la actualidad. Además se llevó a un lugar más espacioso. A partir de esa fecha, la Velada de los Ángeles se ubicó en el Paseo de las Delicias, que en 1892 cambió su nombre por Parque Genovés.

Una noche iluminada

Tras una pequeña crisis, la Velada resurgió con fuerza en 1901. Su afluencia de 20.000 personas diarias hizo que el Ayuntamiento decidiera ampliar su duración hasta los 18 días. Todos los gaditanos quedaron maravillados con el exorno eléctrico. Se instalaron ocho pórticos de gran tamaño, todos iluminados con electricidad, que hicieron las delicias de los visitantes. Ese año, la Velada contó con un joven pianista, Manuel de Falla, que amenizó la noche de todos los asistentes a la caseta municipal con su famosa Castaquetti. Durante sus 18 días de duración se programaban actividades para todo el día pero las verdaderas protagonistas eran las noches. La fiesta se mantuvo hasta 1947, fecha en la que desapareció sin dejar rastro.

En la década de 1980, la Peña los Dedócratas recuperó la fiesta y comenzó a organizar unas verbenas, primero en San Francisco y luego en el patio del colegio Valcárcel, a las que denominó Velada de los Angelitos. La idea caló de nuevo en la ciudad, por lo que el Ayuntamiento recuperó la antigua fiesta. En 1988, cuarenta años después de que desapareciese, la Velada de los Ángeles reapareció en el entorno del Paseo de Carlos III. Sin embargo, ya nada fue como antaño. Los gustos de la ciudad habían cambiado y la Velada comenzó a transformarse en una pequeña feria encorsetada por una ciudad sin espacio. En 2003, desapareció con la promesa de reaparecer en forma de conciertos ubicados en distintas plazas de la ciudad. Pero ya nada más se supo de una fiesta que fue una de las actividades más importantes de la sociedad gaditana pero que no supo adaptarse al devenir de los tiempos.