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Entran en prisión los atracadores que intentaron robar en la Caja Rural

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José Luis P. M. y Luis V. M., los dos atracadores que intentaron asaltar la oficina de la Caja Rural de la Avenida Cayetano del Toro, cerca del estadio Ramón de Carranza, se han declarados hoy culplables tras entrevistarse durante media hora con el juez de guardia.

La sucursal que eligieron para el golpe es veterana en robos: en los últimos años han intentado robar al menos tres veces. Según relataron, los atracadores llegaron hasta la avenida en un ciclomotor destartalado y a dos y cinco de la tarde, cuando el interventor estaba ya en la puerta a punto de cerrar, irrumpieron en la oficina con la cara tapada. Uno llevaba un casco de moto y empuñaba un revolver. Al otro le cubría la cabeza una braga y una gorra, y blandía un cuchillo de gran tamaño.

Dentro sólo quedaban ya la cajera y una sola clienta, que había acudido a ingresar la recaudación de la semana de una tienda cercana. «¡Contra la pared!», gritaron. Y a empellones encerraron a las dos jóvenes en el baño. Mientras, amenazando con el cuchillo al encargado, uno de los atracadores metía en bolsas el dinero de la oficina.

Cercados por los agentes

No había pasado más que un par de minutos desde que los dos ladrones habían entrado en la sucursal, cuando tres policías locales aparecieron por la puerta, dando el alto a los atracadores y encañonándolos con sus armas.

La voz de alarma la había dado una mujer que pasaba junto a la oficina cuando los dos agresores entraron, y que advirtió del atraco a un policía local que cruzaba la Avenida en moto. Al minuto, una patrulla con otros dos agentes se acercó como refuerzo. Y no es de extrañar la rapidez, pues la Jefatura se encuentra a escasos 300 metros de allí.

Tras comprobar el estado de la situación, los agentes decidieron entrar. Al verse rodeado, Luis (el mayor de los atracadores) se encerró con las dos jóvenes en el baño. Mientras, su compañero, a punta de cuchillo, tomaba como rehén al encargado. Éste, sin embargo, logró zafarse y el ladrón, al verse encañonado, rindió al fin el arma. Durante unos segundos, el viejo atracador se hizo fuerte en el baño. Pero pronto debió de pensar que no tenía nada que hacer, sobre todo porque la pistola con la que había intentado robar la caja era de fogueo.

Los dos atracadores fueron conducidos a la comisaría de la Policía Nacional, donde la UDEV se hizo cargo de la investigación. .