El Consistorio cede a las presiones y refuerza la dotación policial en pedanías

La polémica, por el momento, parece zanjada. Aunque siguen existiendo algunos puntos de fricción, el Ayuntamiento ha firmado una entente cordiale con los alcaldes pedáneos, comprometiéndose a dotar a la Zona Rural de una presencia policial fija a partir del próximo mes de septiembre. El debate lo inició Manuel Bertolet, alcalde de Torrecera, y ahora todos los demás se beneficiarán también de una medida demandada y necesaria para frenar la inseguridad que padecen estos núcleos jerezanos.

El compromiso lo arrancó el propio Bertolet de la delegada de Medio Rural, María del Carmen Martínez, durante la Mesa de Seguridad celebrada en el día de ayer y en la que también estuvieron presentes, además de la alcaldesa, el capitán de la Guardia Civil y el jefe de la Policía Local. Tras este encuentro, Martínez compareció para anunciar que desde el 1 de septiembre las pedanías contarán con un nuevo servicio en materia de vigilancia que supondrá un incremento de la presencia policial, pero sin aportar muchos más datos al respecto.

Lo que sí adelantó es que la próxima semana mantendrá una reunión con todos los alcaldes para ofrecerles dos posibles modelos dentro de esta nueva organización, que cada uno podrá elegir libremente en relación a las necesidades de su población. No obstante, la delegada advirtió que el número de agentes en la Zona Rural no será mayor, puesto que la veintena que hay en estos momentos se ajusta a la legalidad, sino que su presencia sí se hará más frecuente. Actualmente, La Barca y Guadalcacín son las que más funcionarios tienen destinados (un total de cuatro) en función del censo, mientras que el resto cuenta con dos.

«Nuestra idea es presentarles dos alternativas y que ellos elijan el modelo en base al número que les pertenece, les propondremos los dos modelos y que se pronuncien». Para esta reorganización, cuyos detalles saldrán a la luz tras el esperado encuentro, Martínez reconoció que la Delegación dispone de sólo unos pocos voluntarios dentro del Cuerpo de la Policía Local, puesto que muchos de los agentes son reacios a desplazarse. Aún así, el cambio será inevitable, pues no hay que olvidar que se trata del mismo término municipal.

A pesar de la postura conciliadora de la Administración local, lo cierto es que la delegada minimizó las últimas denuncias de las pedanías en este ámbito, apoyándose en los datos facilitados por la Guardia Civil, que apuntan a que a día de hoy se han registrado en Torrecera tan sólo tres delitos y ocho faltas, de los que únicamente tres permanecen sin esclarecer. Ello supone que estadísticamente la delincuencia ha bajado un 42% con respecto al mismo periodo de 2008, con una resolución de los delitos del 73%.

En toda la Zona Rural, la delincuencia ha descendido un 30%, mientras que las faltas se han visto reducidas en un 16%. «Hay tres patrullas de la Guardia Civil por toda la zona -aclaró la concejala-, lo que no se puede tener es un guardia en cada esquina. La alarma social que se ha suscitado es excesiva, es verdad que no todo el mundo denuncia pero para eso están las mesas de seguridad, que es donde se debe informar a la Policía de lo que ocurre».

Comparativa

Con respecto al resto de España, mientras que la media nacional de delitos por habitante está fijada en un 38% por cada 1.000, en el caso del entorno rural jerezano el porcentaje se sitúa en el 0,9%, algo que también sirvió a Martínez como argumento para insistir en que «se ha magnificado lo que está ocurriendo». Tanto es así, que la edil calificó la zona como «bastante segura» e hizo un llamamiento a Bertolet para que contribuya a relativizar los hechos.

«Apelamos a la cordura y esperamos que Bertolet entre en razón, porque esto ha sido excesivo. Está claro que cuando te roban te fastidia mucho y nosotros entendemos ese malestar, pero hay que ver la realidad». Así las cosas, la delegada confía en que con la nueva oferta policial que se pondrá sobre la mesa se acabe con la alarma social suscitada y los ciudadanos afectados vuelvan a sentirse seguros en sus calles.