Paso a paso

El magistrado del Supremo Francisco Monterde ha decidido citar a declarar los próximos días 22 y 23, en calidad de imputados provisionales, a los aforados nacionales del PP -el senador y tesorero del partido Luis Bárcenas y el senador Jesús Merino- a los que investiga por presuntos delitos de cohecho y fraude contra la Hacienda pública en el caso Gürtel. La decisión, amparada en el derecho a la defensa de quienes cuentan con fuero parlamentario que regula el artículo 118 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, se produce después de que el instructor haya recibido las diligencias que había requerido del Tribunal Superior de Madrid, encargado del nudo central de la trama por presunta corrupción, y haya considerado que tanto ese material como el recabado antes por Baltasar Garzón son suficientes. Una garantía a la que ha seguido la admisión de la solicitud de Bárcenas y Merino para testificar de forma voluntaria, lo que podrán hacer sin que sea preciso en este momento del procedimiento solicitar el suplicatorio a Congreso y Senado. Ése es el punto crítico, el de la imputación, en el que Bárcenas se ha mostrado dispuesto a abandonar temporalmente sus responsabilidades si llega a producirse. Los dirigentes populares se congratularon ayer por una citación que interpretaron como la oportunidad de que el tesorero y senador y su compañero ofrezcan explicaciones en sede judicial. Pero de la aceptación por el instructor de que Bárcenas y Merino declaren por propia voluntad no cabe deducir que los hechos investigados no sigan siendo graves aunque prevalezca la presunción de inocencia; ni que esa decisión vaya a acabar con la supuesta indefensión que estarían sufriendo ambos aforados. Es cierto que la vulneración a través de filtraciones periodísticas del secreto de sumario decretado, que el juez Monterde ha acordado prolongar un mes más para evitar interferencias en el grueso de las averiguaciones, constituye una irregularidad que no por repetida deja de constituir una grave perturbación para quienes son sospechosos y no tienen acceso, además, a los detalles de la instrucción.