Momento de la carrera en el encierro de ayer. / EFE
Sociedad

Un herido por asta de los Cebada Gago en el segundo encierro

El joven, madrileño de 24 años, tuvo que ser trasladado al hospital tras sufrir una cornada en el glúteo

| PAMPLONA Actualizado: Guardar
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El primer herido por asta en los Sanfermines 2009 llegó con el segundo encierro, protagonizado por una de las ganaderías consideradas como más peligrosas por su historial de cornadas en Pamplona: los toros de Cebada Gago. Un joven madrileño de 24 años, F.P.P., recibió un puntazo en el glúteo. La cogida sucedió en la calle Estafeta. El herido fue trasladado al Hospital Virgen del Camino.

A las ocho en punto de la mañana se abrieron los portones del corral del Santo Domingo. Aunque los cabestros que arropan a los bravos parecieron remisos a emprender la cuesta, enseguida la manada se arrancó con fuerza en dirección hacia los mozos que desafían el peligro cuando se rompe la barrera de contención que forma la policía municipal apurando hasta el último instante.

La subida por la estrecha calle de Santo Domingo estuvo salpicada de algunos resbalones de los buriles, que entraron sin incidencias en la plaza Consistorial, por delante de la fachada del Ayuntamiento. Uno de los Cebada quedó algo retrasado y amagó con alguna embestida sin consecuencias. Volvieron las caídas en la Calle Mercaderes, pero la manada logró enfilar la curva para emprender la Estafeta con sorprendente limpieza, surcando el centro de la calzada, sin los habituales topetazos contra el vallado ciego y reforzado, que los carpinteros del encierro disponen en uno de los puntos clave de la carrera, donde a menudo ésta suele romperse. La manada avanzó hermanada, pero estirada por la calle más famosa de Pamplona, al menos por su primer tramo, porque al final de la calle sí quedó descolgado un morlaco que protagonizó situaciones comprometidas. Por delante corría un toro sólo que también provocó momentos de elevado riesgo y dio la oportunidad de realizar hermosas carreras a algunos de los mozos, que hoy corrieron en número más elevado que en el primer encierro.

Los últimos metros del recorrido fueron cubiertos al trote por los morlacos, que no se entretuvieron al penetrar en el ruedo de la plaza y dirigirse a chiqueros. La duración del segundo encierro fue de 2 minutos 35 segundos, muy similar al primero, y muy por debajo de la duración media de la carrera, situada en 3 minutos y 55 segundos.