LO QUE YO LE DIGA

Un cuento de locos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El jueves pasado se manifestaron alrededor de un centenar de desempleados que demandan un puesto de trabajo. Nadie los convocó. La ciudad llevaba varios días empapelada de pasquines que llamaban a los vecinos a esta convocatoria. Ningún sindicato intervino. Seguramente son los mismos que en las últimas semanas han hecho caceroladas en la puerta del Ayuntamiento y por las calles del centro. Hace ya cosa de un par de meses que su situación de desempleo les ha llevado a otra de furia que les ha impulsado a hacer el mayor de los ruidos posibles. Y no sólo en lo que a decibelios se refiere. Lo mismo ha sucedido en San Fernando y en la Sierra. Ruido de insatisfacción y necesidad de un puesto de trabajo para pagar la hipoteca y llevar comida a la mesa. Furia por la impotencia.

Un cuento de locos. Si bien es comprensible que quien necesite algo levante la voz para demandarlo, no lo son tanto los argumentos que se han oído en las últimas semanas. Protestas porque en tal o cual obra se contrata a gente que no es de la localidad en la que tienen lugar los trabajos. Un cuento que no es nuevo. Ya se oyó en la rencorosa Europa hace años. Lo malo de estas cosas no es que haya quien vaya con el cuento, que el número de imbéciles es infinito. Lo preocupante, lo peligroso es que haya quien preste oídos. ¿Cómo puede ser que el PSOE proponga crear una empresa municipal para que dé trabajo a un grupo determinado de parados y no a otros? ¿Cómo puede ser que el Gobierno local, del PP, responda con que sea la Junta la que se encargue? ¿Se han vuelto locos o se les ha llenado la cabeza de ruido? Si así está el patio, hoy mismo agarro una olla, una cuchara de palo y me voy al Ayuntamiento a exigir una vivienda.