de álbumes imprescindibles ('Sahara Elektrik', de Dissidenten) y otras joyas, como el primer disco de Aviador Dro y el Premio que la Academia de la Música le concedió en 2006. / JOSÉ RAMÓN LADRA
SOBRE LAS AUDIENCIAS EL GERMEN DE 'DISCÓPOLIS' HISTORIAS PERSONALES

«Que nadie se fíe, el folclore de puro no tiene nada»

El presentador de 'Discópolis' es uno de los gurús de Radio 3, que cumple 30 años: «Con la guerra de Irak, nos dieron una lista de 100 canciones prohibidas»

| MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La revista Rolling Stone publicó un ranking de las diez mejores canciones dedicadas a la radio y en el puesto número uno situó Radio Ga-Ga, de Queen, cuya letra dice en inglés: «Me sentaba solo y miraba tu luz / mi única amiga en las noches adolescentes / y todo lo que necesitaba saber / lo escuchaba en mi radio». Quizás algo similar han experimentado los vigilantes del espectro radiofónico, rastreando las voces reconocibles de Radio 3 durante las tres décadas que la emisora cumple esta semana. Entre sus míticos programas, Discópolis, de José Miguel López (Haro, 1953). Su espacio, que puede oírse de lunes a viernes entre las 16 y las 17 horas, también acaba de disfrutar una celebración: 7.000 emisiones (22 años) dedicadas a los ritmos étnicos. Quizá necesite el lector enchufarse al youtube para comprobar con regocijo que sabe de este género musical mucho más de lo que cree.

Melenudo riojano-madrileño de aspecto hippie, corazón rockero y alma étnica, este periodista con estudios musicales que sólo se cortaría la coleta «por ver a Coltrane en un club pequeñito» aborrece que un locutor hable encima de las canciones: «A mí no me gusta pisar ni una sílaba, ni una estrofa, para que pirateen bien, ja, ja. Es broma, pero no lo es que en la retrasmisión de TVE del festival Rock In Rio corten a Neil Young para dar publicidad y hablen sobre su interpretación, algo que nadie se plantearía con la Novena de Beethoven. No entiendo la diferencia». López es uno de los pocos mayores de 50 que se han negado a acogerse al ERE de RTVE. Y sigue pinchando cada día. Si no se tenía en pie y ya movía el culillo amarrado a una vieja radio al oír el Mambo italiano, de Rosemary Clooney (sí, la tía de George), una premonición de las mezclas y fusiones que enriquecerían su vida musical y la de sus oyentes.

-¿Morirá usted al micrófono, como dice su colega Ramón Trecet?

-Uy, tanto no sé. Pero si no me he acogido al ERE es porque soy periodista sobre todo, me encanta lo que hago. Y soy el hombre más feliz del mundo con mi Discópolis, ¡7.000 ediciones!

-Y tres décadas de Radio 3. ¿Han notado los cambios de gobierno?

-Mucho. Y llevo aquí 32 años. Entré en RNE en 1977, con UCD, y Radio 3 empezó en 1979. En seguida llegó el cambio con el PSOE, que dio mucha marcha a Radio 3, aunque con lo de la OTAN nos posicionamos en contra y se cabrearon mucho. Entonces decidieron rebajar los contenidos y dar predominio a los programas musicales. La época de la corrupción en el PSOE también nos llegó aquí. Tuvimos un responsable al que hubo que denunciar porque había mucha prevalencia de determinado tipo de discos. Y le estaban regalando frigoríficos, viajes a Disnelandia... Era la época de Michael Jackson, de Gloria Stefan...

-Y llega el PP.

-Y de repente todos los problemas de Radio 3 desaparecen y empieza a florecer otra vez con más libertad. Les interesaba porque le dábamos una imagen progre, tolerante... Algo impensable que el PSOE te impida cosas que el PP te fomenta.

-¿Incluso durante la guerra de Irak?

-Ahí fue otra cosa. El Pentágono pasó una lista de ciento y pico canciones prohibidas: varias de Springsteen, Masters of War de Bob Dylan, Eve of Destruction de Barry McGuire, Los sonidos del silencio de Simon y Garfunkel, Pigs de Pink Floyd... y nos dieron una copia. Y si las ponías, venían y te decían 'Oye, ¡cómo has puesto esa!'. Pero ahora con Zapatero esto vuelve a ser Jauja.

-¿Y usted qué hacía en su programa para manifestarse contra la guerra? ¿Poner música irakí?

-Pinchar determinadas cosas de Aute que venían como anillo al dedo o las músicas que se oían en las manifestaciones. Un compañero, Iñaki Peña, incluso lo decía, ¡todos contra la guerra!, y tuvo muchos problemas. A veces es mejor ser un poco más sutil.

-Escribió Rock, ideología y utopía. ¿Qué ideas retransmite usted?

-Valores de igualdad, tolerancia. Cuando yo empecé, intuía el proceso de mestizaje que se iba a dar en Madrid, Barcelona y en toda España. Que iba a ser enorme, y así ha sido. No se trata de poner música para inmigrantes, sino de que ellos aporten sus gustos y lo mezclen con los nuestros igualitariamente.

En medio de la Movida

Fue un 5 de enero de 1987 cuando empezó a emitirse Discópolis. Enseña López orgulloso la escaleta de aquel primer programa: Sabina, Cohen, Pretenders, Joe Jackson, OMD... y un tema de Mori Kanté, el del Yeke Yeke, canción que, aunque a priori no les suene a los lectores, la conocen fijo. Ésta fue quizá la declaración de intenciones de lo que a partir de ese momento iba a ser Discópolis, dedicado a eso que se ha dado en mal llamar músicas del mundo. Pero todo había empezado en 1984, cuando José Miguel López escucha, gracias a un intercambio con una crítica musical europea, el disco Sahara Elektrik, de unos alemanes llamados Dissidenten (de los que, sin duda, los lectores han bailado el Fata Morgana)

-Ahí empezó todo, dice usted.

-Ese álbum es la Biblia o el Corán de los ritmos étnicos, el que data el nacimiento del género. Una banda alemana de rockeros rubios se mezclaba en condiciones de igualdad con otra de marroquíes de tez morena. Es el álbum mas influyente de los últimos veinte años y en él presentaban su música como Ethno Beat -que traducido se convierte en ritmos étnicos-. Fue la inspiracion para que, en 1985, yo creara en Radio 3 un programa llamado Disiden-3, que fue el germen de Discópolis.

-¿Cómo se le ocurrió dedicar un programa a este tipo de música?

-Fue durante una noche de borrachera en Suecia, charlando con un vikingo de dos metros que me decía que los españoles éramos unos intolerantes. Me sacaba la cabeza, así que me contenté con decirle que tenemos sangre mora, judía, cristiana. Que más tolerantes que nosotros... Y él dale con que si la expulsión de los moriscos, que si Franco... Ahí fue donde decidí hacer el programa.

-Y en un tiempo en que la Movida y el pop español lo copaban todo.

-Lo dominaba todo, pero surgieron ejemplos próximos a lo étnico, como Los Coyotes de Víctor Abundancia, un precursor de Muchachito Bombo Infierno. También estaba El Último de la Fila, con algunos toquecitos; Triana, que no se sabía muy bien...; Raimundo, al que la Movida no daba cancha; Veneno... Pero la Movida arrasó en todas partes, hasta en Bilbao, con Lavabos Iturriaga, Rufus... Un momento esplendoroso.

-En aquella época tiene usted una aparición gloriosa en televisión, aparte de su intervención como jurado en Gente joven. ¿Recuerda aquel incidente en La edad de oro? Puede verse en youtube, se titula La catarsis y los cataplines y ha recibido casi 10.000 visitas.

-Ja, ja, ja... Aún sufro cachondeo con aquello. Fue en el programa que casi le lleva a la cárcel a Paloma Chamorro, con la misa negra y las declaraciones antireligiosas de Genesis, del grupo Psychic TV. Yo no pegaba nada allí con aquella barba, el transgresor era yo, ja, ja... Pero solía pinchar a su grupo y también a su antecesor, Throbbing Gristle, que quiere decir miembro palpitante. Genesis había jurado que a todo aquel que se lo mencionara le tocaba los huevos. Había bebido media botella de whisky y me agarró la entrepierna. Yo no daba crédito y el realizador va y pone un primer plano. Paloma le decía: 'Pórtate bien, estate quieto'. ¡Qué mal rato pasé!

-Después de mucho pelear, consiguió llevar a Discópolis a su músico favorito, Robert Fripp, de King Crimson, grupo sobre el que escribió un libro.

-Fripp, que es más raro que un piojo verde, se casó a los 40 años con una mujer de la que dice convencido que es una extraterrestre...

-¿A quién le falta conseguir?

-Sigo persiguiendo a Paco de Lucía, voy a sus conciertos, me cuelo en su camerino y le insisto con que venga a mi programa. Así, años y años. Es tímido. Pero no pierdo la esperanza.

Artista y machista

-¿Ritmos étnicos implican fusión?

-Hay una equivocación. Ritmos étnicos es un nuevo estilo que ha surgido, igual que el rock o el blues. Un nuevo género nacido en Berlín que consiste en mezclar dos cosas desde una postura igualitaria y con un lenguaje contemporáneo. No me vale el etnofolclore, que alguna vez lo pongo, pero lo mío es algo nuevo. Dicen que hay que conservar las tradiciones, pero nada de 'aquí vengo yo con la dulzaina y soy el sacrosanto defensor de la tradición y el folclore'. Que nadie se fíe, el folclore de puro no tiene nada; todo está mezclado, incluso lo aparentemente mas tradicional.

-¿Y a los nacionalismos les gusta la fusión de Discópolis?

-Por ejemplo, soy riojano y siempre he estado muy cerca de los vascos. Su música es de la mejor de España. Oskorri, Imanol, Benito Lertxundi, que es uno de los mejores artistas del mundo, ¡qué creador, qué lirismo! Y tengo una de las mejores colecciones de música vasca, discos que incluso en Euskadi estarían bien cotizados. He puesto mucha música vasca. Pero soy enemigo de los nacionalismos. Me parece bien que uno profundice en sus raíces pero nos tenemos que mezclar, la mezcla no es mala, sino positiva, siempre y cuando con quienes nos mezclemos respeten nuestras tradiciones, en condiciones de igualdad.

-Hace mucho hincapié en la igualdad, quizás para separar el término ritmos étnicos del muy discutido world music o músicas del mundo, tachado de paternalista y eurocentrista por englobar a todas las músicas que no son anglosajonas.

-Un anglosajón dice Lo que no es mío es world music, y ahí mete al indio Ravi Shankar (que se fotografió con los Beatles y enseñó a tocar el sitar a Harrison) y a Julio Iglesias. Un concepto muy autoritario.

-Es una pena no entender algunas letras con historias terribles, como la del nigeriano Fela Kuti, creador del afrobeat y que usted considera el músico más importante de África.

-Sí, un machista con 27 mujeres. ¿Cómo apoyar a una persona así? Pues porque te fijas en el artista. Además, él está contra el régimen dictatorial de su país: le meten preso, los soldados atacan su oficina, le hieren, matan a su madre, a la que tiran por las escaleras... Con todo esto escribió el tema Zombie. Y, además, es machista. Son las grandes contradicciones que tienen los músicos. Hay que conocer sus historias, son impresionantes.