El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, y el 'lehendakari', Patxi López, durante la reunión que mantuvieron ayer. / ÁNGEL DE ANTONIO
ESPAÑA

Zapatero aplaude que un 'lehendakari' lidere por fin la lucha contra ETA

López aparca toda reivindicación conflictiva e inaugura una nueva etapa en la relación entre el País Vasco y el conjunto de España

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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No dijo que los últimos gobiernos del PNV no hicieran todo lo que estaba en su mano para acabar con ETA, pero lo insinuó. José Luis Rodríguez Zapatero celebró ayer en La Moncloa su primer encuentro institucional con el lehendakari Patxi López en un clima de cordialidad rayano en el entusiasmo. Todo fueron parabienes. Todo un intento de certificar el fin de una histórica relación conflictiva con el Ejecutivo vasco.

Si hubo algo que consideró reseñable el presidente del Gobierno central es que por fin existe una política antiterrorista compartida y que, por fin, un lehendakari ha asumido el «liderazgo» contra la banda terrorista, lo que a su juicio supone un «cambio cualitativo» respecto al pasado.

El interés de Rodríguez Zapatero por escenificar su sintonía con el lehendakari socialista y convertir esta cita en un auténtico hito se dejó sentir en todos los detalles. Nunca, hasta ahora, había ofrecido una rueda de prensa conjunta con un presidente autonómico al que hubiera recibido; alguna vez habló ante la prensa tras sus encuentros con Juan José Ibarretxe, pero siempre en solitario. Tampoco es en absoluto habitual que se escoja el jardín delantero del Palacio de La Moncloa para una comparecencia de este tipo, ni siquiera con los jefes de Estado o de Gobierno que lo visitan en viaje oficial. Pero en esta ocasión se cuidó mucho el escenario.

López llegó ayer a Madrid con un objetivo que antaño podría haber acabado en encontronazo. Entre sus compromisos se encuentra el de desarrollar «completamente» el Estatuto de Guernica, es decir, convencer al Gobierno para que proceda al traspaso de las 35 competencias pendientes.

No es una tarea fácil. Los gobiernos del PNV pelearon durante décadas sin éxito por conseguir que se les atribuyeran, entre otras muchas, las políticas pasivas de empleo (es decir, la gestión del régimen económico de la Seguridad Social) y las instituciones y administración penitenciarias. Pero el nuevo lehendakari socialista parece estar dispuesto a ser paciente. «Vamos a ir paso a paso, algunas llegarán en breve y otras nos llevarán más tiempo», señaló.

En todo caso, ni una ni otra competencia son «prioritarias» para el Ejecutivo del PSE. López indicó que, de momento, pretende centrarse en la asunción de las políticas activas de empleo -que ya fueron comprometidas por el vicepresidente territorial Manuel Chaves el pasado mayo- y en acelerar los trabajos para que pueda materializarse en enero del año próximo.

Y, del mismo modo, hizo ver el lehendakari que no pondrá en un brete a Rodríguez Zapatero solicitando que se rompa la caja única de la Seguridad Social o reivindicando traspasos de «contenido político» como el de Prisiones.

«No renunciamos, pero algunas transferencias tardarán más por diferencias de interpretación, no sólo entre gobierno y gobierno, sino en el propio País Vasco», insistió López. «He trasladado la intención del Gobierno vasco de establecer todos los foros bilaterales necesarios para discutir y plantear todas las cuestiones que nos afectan, pero también nuestro interés de participar en los foros multilaterales que convoquen a las comunidades autónomas», proclamó López, que anunció que «nunca más habrá una silla vacía, porque allí se decide el futuro de España que compartimos y que queremos seguir compartiendo».

La cita de ayer en La Moncloa se centró, de hecho, en otros asuntos ajenos a toda reivindicación: la lucha antiterrorista, las respuestas a la crisis económica y el traspaso de competencias, sí, pero de otra índole, meteorología y salvamento marítimo.

En el combate contra ETA, la receta está clara. Se trata, según aseguró Rodríguez Zapatero, de «perseguir y erradicar la violencia» y de lograr la deslegitimación social y política de la banda.

Los instrumentos para lograr este último objetivo están aún por decidir. El PNV y el PP vasco sugieren una mesa de partidos para unir sus fuerzas. Pero López reiteró ayer su escepticismo. En los próximos días, el 'lehendakari' completará una ronda de contactos de la que extraerá, dijo, una conclusión definitiva. A priori, cree que quizá sea mejor no forzar las cosas, con la tranquilidad de que hay acuerdo.

«Todos queremos combatir a ETA y atender a las víctimas», aseguró. Dicho esto, añadió que sólo habrá mesa de partidos si sirve para «afianzar la unidad de los demócratas», y prometió liderar en todo caso un «frente social contra la violencia en Euskadi».

La cautela es compartida por Rodríguez Zapatero. La prioridad de ambos en este terreno es otra: mejorar la coordinación entre Policía, Guardia Civil y Ertzaintza, que, a juicio del Gobierno central, no ha funcionado como debiera en los últimos años.

La excelente relación personal entre el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y el consejero vasco, Rodolfo Ares, ayudará a que exista «complicidad» para que la lucha contra ETA sea, dijo López, «lo más eficaz posible». «Dos gobiernos y una política antiterrorista compartida», resumió el presidente del Gobierno.