José Antonio Aparicio Florido arroja luz sobre la tragedia de 1947. /FRANCIS JIMÉNEZ
JOSÉ ANTONIO APARICIO FLORIDO ESCRITOR Y FILÓLOGO

«La Armada jamás reconoció su responsabilidad en la catástrofe»

Presenta esta tarde en Diputación 'La Noche Trágica de Cádiz', donde desentraña algunas claves de la explosión de 1947

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«Mi interés con este libro siempre fue recordar a las víctimas de este trágico episodio de la historia de Cádiz», confiesa el filólogo José Antonio Aparicio Florido, autor de La Noche Trágica de Cádiz, un libro que esta tarde se presenta en Diputación y que aporta datos nuevos sobre la dramática explosión que asoló la ciudad en el verano de 1947. Una cuestión que más de sesenta años después aún sigue planteando incógnitas sobre las causas que dieron pie al suceso.

-¿Qué es lo que ocurrió exactamente aquel terrible 18 de agosto?

-A principios de los años cuarenta Franco temía que los aliados, que habían llegado al norte de Marruecos, quisieran invadir Europa por el sur, por lo que fue haciendo acopio de minas y cargas de profundidad de diversa procedencia. Por un lado, el polvorín albergaba en uno de sus dos almacenes un gran número de cargas de profundidad (barriles cargados de explosivos que se lanzan al agua para destruir submarinos) y minas alemanas, holandesas, españolas y rusas; mientras que el segundo contenía 491 minas submarinas (estas se fondean en el mar y se activan al pasar un barco cerca de ellas) de origen alemán. El que explotó fue el número uno y después de una exhaustiva investigación y la ayuda de Miguel Ángel López Moreno (químico y especialista en pólvoras de la Armada) descubrimos que 50 de las cargas que albergaba este almacén no tenían TNT sino algodón pólvora.

-¿Qué diferencias hay entre ambos?

-El TNT es un material perdurable y seguro, nada peligroso, ya que para que explote hay que meterle mucha carga de energía y únicamente explotaría al pasar de los 95º. Sin embargo, el otro material es un explosivo más sensible y ya desde 1920 se desaconsejaba su uso. Así, al estar durante años expuesto al calor y el frío, el explosivo comenzó a deteriorarse hasta que provocó una reacción en cadena, una explosión que arrasó Bahía Blanca, San Severiano, Astilleros, la zona de Tolosa Latour...

-¿Hasta qué punto la Armada tenía conocimiento de la peligrosidad de ese cargamento?

-Está claro que fue una negligencia por su parte y jamás reconoció su responsabilidad. Es muy sospechoso que tres días después el Estado Mayor emitiera una orden a todos los buques para que desembarcaran todas las cargas que no tuvieran TNT o cuya carga explosiva se desconociera. En su momento el Ejército lo ignoraría, pero también descubrí que en 1943 un Teniente Coronel de Armas Navales firmó un informe en el que advertía de la necesidad de trasladar urgentemente la Base de Defensa Submarina de Cádiz, porque en caso de voladura, provocaría una catástrofe nacional. Los altos cargos hicieron caso omiso y primó el interés bélico en lugar de la defensa de los ciudadanos.

-¿Se ha puesto en contacto con algunas de las víctimas?

-Sí, he recibido muchos e-mails con testimonios y mucha gente me ha agradecido mi trabajo. También entrevisté a un superviviente que ahora tiene 74 años que perdió a casi toda su familia y se quedó solo con su padre. La verdad es que es un enorme drama humano que parece haberse olvidado.