Puyol y Piqué bromean en el entrenamiento. / EFE
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España inicia eufórica la copa de los campeones

«Nos da igual el Brasil de Kaká o la Italia de Cannavaro; somos favoritos por derecho», proclama Iker Casillas horas antes del debut de 'La Roja' ante la floja Nueva Zelanda

| ENVIADO ESPECIAL A RUSTEMBURGO (SURÁFRICA) Actualizado: Guardar
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Por vez primera en la historia, España inicia un torneo internacional convencida de que parte como favorita. «Nos da igual el Brasil de Kaká o la Italia de Cannavaro. Afrontamos la Copa Confederaciones con argumentos acreditados para vernos campeones», proclamó Casillas en el estadio Royal Bafokeng de Rustemburgo, sede del estreno este domingo ante la floja Nueva Zelanda. «En dos años hemos demostrado que somos casi imbatibles. Creemos en nuestras posibilidades», apostilló Cesc en otro alarde de optimismo.

Del Bosque, neófito en un certamen con la selección, se mostró algo más cauteloso, situó al mismo nivel a los campeones del mundo y de América y no se olvidó de los egipcios. Se siente «responsabilizado», igual que cuando dirigía a los galácticos, pero tranquilo por la seguridad que le brindan unos futbolistas ganadores, «con excelente calidad y generosidad».

Una imagen de contrastes, el técnico charro en el banquillo y Luis Aragonés como comentarista de televisión. «Le respetamos y sus opiniones serán bienvenidas», comentó quien ya acumula diez victorias en otros tantos partidos como seleccionador. Un año después de descubrir el oro en Viena, los jugadores recordaron con cariño a su ex. «Dejó un gran grupo y un magnífico vestuario». Palabra de Iker. Logrado lo más difícil, Del Bosque aplicó el sentido común, «la inteligencia; apostó por la continuidad con alguna pincelada».

Ciertamente, la Eurocopa supuso un alivio para los internacionales. Tal y como enfatiza su capitán, generó un plus de confianza y alegría, un cambio de mentalidad. «El final de un lastre de pesimismo». Un ambiente positivo que se trasladó a la afición, ahora exultante y antes con una sensación de vacío permanente. Respeta el portero a los neozelandeses pero su único recuerdo es brutal. Con la selección sub-17 le endosó un 13-0 en el Mundial de Egipto.

Sin miedo

Se habla en la selección de fichajes, de un posible cruce en semifinales ante la canarinha o la azurra, de la condición de número uno de España en el mundo, del hoy y el ayer en el banquillo y apenas nada del primer rival en suerte. Una evidencia que, al menos en público, inquieta al técnico. «Quien no respeta a los contrarios, lo paga», advirtió. «Teníamos referencias de dos partidos ante Nueva Caledonia, pero en el reciente amistoso ante Italia (perdieron 4-3) ofreció su nivel real. Nueva Zelanda funciona como un club. Jugadores bien organizados en defensa y peligrosos en ataque, sobre todo por su poderío físico a balón parado».

Cumple con su obligación el técnico al no subestimar al adversario, pero los kiwis no han sumado un punto en sus dos participaciones anteriores en este torneo. «Conseguir un empate en Suráfrica sería magnífico. Vencer, una experiencia increíble», subraya Ricki Herbert, el técnico neozelandés que se dio a conocer como futbolista en el lejano Mundial de España. «Para nosotros ya es motivo de orgullo poder competir contra selecciones fantásticas como la española. Los retos son enormes». Todo parabienes en la previa del ensayo del próximo Mundial. África se muestra al mundo, una noticia «excelente» para del Bosque, quien evitó dar pistas sobre un equipo a examen sin Iniesta. Una cuestión más de formas que de fondo. Todos está bien pero no hay por qué forzar.