Un policía trata de detener a un periodista que toma fotos en los alrededores de la Plaza de Tianamen, Pekín (China) al amanecer de hoy. /EFE
ANIVERSARIO de la matanza

La Policía controla cada movimiento en Tiananmen

La noche del 3 al 4 de junio de 1989 los carros de combate del Ejército chino irrumpieron en la Plaza para reprimir las voces que pedían reformas democráticas. Miles de personas fueron masacradas

PEKIN Actualizado: Guardar
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Policías vestidos de paisano impiden hoy, en el vigésimo aniversario de la matanza de Tiananmen, a los periodistas extranjeros grabar vídeos o tomar fotos, colocándose frente a ellos con paraguas abiertos en la céntrica plaza que da nombre a la masacre, rodeada de fuertes medidas de seguridad. Los policías, que se comunican entre sí con walkie-talkies, impiden tomar fotos de los soldados cambiando de turno junto al célebre retrato de Mao Zedong que preside la plaza en su parte norte.

Las medidas de seguridad para entrar en la plaza han aumentado con controles de escáner a los bolsos, análisis de cualquier botellín que llevan los visitantes, y petición de pasaporte a todo aquel extranjero que intenta entrar al recinto. La plaza, una de las atracciones turísticas más visitadas por los ciudadanos chinos, no tenía hoy ninguno de los habituales puestos de fotografías de recuerdo o de bebidas, pese al intenso calor. Sí había en cambio un aumento de policías y fuerzas del orden, además de furgones negros o automóviles sin matricula controlando todos los accesos y calles cercanas a la plaza.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, en un comunicado, ha destacado los "enormes progresos" que está llevando a cabo el gigante asiático para posicionarse como una gran potencia económica mundial, por lo que considera que ha llegado el momento de revisar la historia para continuar avanzando. Asimismo, ha pedido que, con motivo de este aniversario, China libere a los presos encarcelados por su participación en las protestas pacíficas que acabaron con la matanza en la plaza de Tiananmen .

Amnistía Internacional también ha hecho un llamamiento y ha denunciado que el país asiático ha redoblado el acoso a las voces disidentes y ha intensificado la censura en todo el país. "Cortar la comunicación e impedir el movimiento no evitará ni que los activistas luchen por sus derechos y ni que el pueblo conmemore el vigésimo aniversario" del suceso, ha dicho Roseann Rife, subdirectora de la organización para Asia-Pacífico, en un comunicado emitido desde la sede de la organización en Londres.

El recuerdo de la matanza sigue muy vivo en Hong Kong. Miembros de la Federación de Estudiantes de esa ciudad (HKFS), que iniciaron el pasado lunes una huelga de hambre de 64 horas, han recibido el "apoyo moral" de numerosos políticos hongkoneses y de representantes de organizaciones pro democráticas y de derechos humanos. Los seguidores de la huelga, que pretenden con este acto evitar el olvido de la matanza de Tiananmen , han recibido igualmente el apoyo de varios ciudadanos chinos de visita al territorio estos días.

Voces de protesta aplastadas

La noche del 3 al 4 de junio de 1989, los carros de combate del Ejército chino irrumpieron en la Plaza de Tiananmen , el gran escenario político por excelencia del régimen de Pekín, para reprimir las manifestaciones que desde mediados de abril protagonizaban estudiantes, intelectuales y trabajadores para reclamar más democracia, el fin de la corrupción y la represión y medidas contra la inflación y el paro. En plenas luchas internas en el Partido Comunista (PCCh) se optó por una solución violenta contra los manifestantes desarmados, que causó un número indeterminado de muertos -se habla de entre cientos y miles- y más de un millar de detenidos.

Las protestas habían comenzado en Pekín el 15 de abril y se extendieron casi de inmediato a otras importantes ciudades y provincias de todo el país y contaron con la participación de distintos sectores sociales. La primera reacción del Gobierno fue pedir a los manifestantes que se disolvieran, pero ante la falta de respuesta se desencadenó un debate interno en el Partido Comunista sobre cómo se debía responder a los activistas concentrados en la plaza.

El resultado fue una profunda división entre los partidarios de la línea dura, encarnada por Li Peng (primer ministro entre 1987 y 1998 y presidente de la Asamblea Popular Nacional entre 1998 y 2003), y los partidarios de una actitud más conciliatoria, cuyo principal exponente era Zhao Ziyang, el gran impulsor de las reformas económicas chinas y principal delfín del histórico dirigente revolucionario y hombre fuerte del país, Deng Xiaoping.

Venció la línea dura.